En la madrugada de ayer fallecía en Sabac, población de Serbia y Montenegro, el que fuera jugador del Chapela y Octavio entre 1997 y 2000, Milenko Ninkovic aquejado de una larga enfermedad con la que venía peleándose desde finales de los noventa. Ninkovic, que había regresado a su país el pasado 19 de julio, fue uno de los jugadores extranjeros más queridos por la afición del balonmano pontevedrés y que le demostraron esa simpatía en el homenaje popular que se le rindió el pasado 28 de marzo en el pabellón de As Travesas donde más de 3.000 aficionados estuvieron al lado de Milenko en uno de los momentos más duros de su enfermedad.

Jugador todo terreno y excelente persona, Ninkovic llegó a España en la temporada 1997/1998 de la mano de Fran Teixeira para jugar durante dos temporadas en las filas del Chapela cuando los redondelanos estaban en la Liga Asobal. Cerrada su etapa en el Chapela, Milenko Ninkovic recala en el Pilotes (temporada 1999/2000) y dentro de un proyecto que encabezado por Fran Teixeira tenía como objetivo devolver a los académicos a la Asobal. Ese objetivo deportivo se cumplió al final de la temporada aunque la aportación de Ninkovic fue casi testimonial ya que una grave lesión durante la pretemporada, al margen de que su enfermedad seguía pasándole factura, le obligaron a una prematura retirada. A partir de ese momento Milenko Ninkovic desarrolló un intenso trabajo en las categorías inferiores del Octavio así como en diferentes colegios de la ciudad donde su carácter amable dejó una inmensa huella.

La noticia del fallecimiento de Ninkovic era recibida en la sede del Octavio por el presidente Javier Rodríguez que no oculto su tristeza y dolor por la perdida del ex jugador. "Todos éramos consciente de la gravedad de su enfermedad y sabíamos que un día u otro podía producirse este triste desenlace. Su mujer fue la que se puso en contacto conmigo y su fallecimiento se produjo en la madrugada de ayer. En estos momentos se podrían destacar muchas cosas de la personalidad de Ninkovic pero la más importante es que era un tipo excepcional".

Teixeira, el único entrenador que Ninkovic tuvo en su etapa en España, recibía la noticia del fallecimiento en Lisboa. "Estuve con Ninkovic el día antes de su marcha para Yugoslavia y nos dimos un emotivo abrazo ya que el mismo era consciente de su delicada situación. En mi larga carrera como entrenador, pocos jugadores he tenido bajo mis órdenes con su profesionalidad y entrega".