La tarifa por tramos en el recibo del agua se implantó en la década de los ochenta, cuando funcionaba la antigua empresa municipal, Emavisa, y se mantuvo años después, cuando, en 1991, se firmó el contrato con Aqualia, entonces denominada Seragua.

Desde entonces no ha experimentado modificaciones relevantes, a pesar de los conflictos planteados por particulares y asociaciones. El más relevante de ellos fue promovido por la Federación de Asociaciones de Vecinos "Eduardo Chao".

Después de un largo contencioso, los tribunales fallaron que el Concello y la concesionaria tenían que devolver cantidades "cobradas de más" a los usuarios que reclamaron, y que presentaban un consumo menor al mínimo estipulado. Las quejas han seguido llegando a la oficina del Valedor do Cidadán, que las transmitió al gobierno municipal de Corina Porro.