Galicia y España están ardiendo. Ardiendo por las llamas que arrasan nuestros bosques, y ardiendo por la ira que sentimos la gente normal hacia los enfermos pirómanos. Podemos entender que debido a un descuido (una colilla, un cristal, una brasa) se produzca un incendio no deseado. Todos somos humanos y nos equivocamos. Lo que no podemos aceptar es que haya gentuza que se dedique a quemar nuestras tierras por diversión, por odio o por los motivos que les lleven a hacerlo.

Es un problema difícil de resolver, pues compete a muchas instancias. Implica a las autoridades políticas, que deberían cuestionarse si realmente disponemos de los medios necesarios para hacer frente a esta plaga de fuego. ¿Deberían dedicarse más fondos a la prevención, a los recursos forestales, a la protección de la naturaleza?

Implica a los legisladores, pues deberían analizar la idoneidad de las penas que se aplican a los pirómanos, o la posibilidad de su endurecimiento. Implica también al personal sanitario, sobre todo a psicólogos y psiquiatras, que deberían estudiar en profundidad a esos seres enfermos que provocan los incendios, para conocer sus motivos, su patología, su tratamiento...

Implica a la sociedad en general, pues todos somos responsables de los fuegos; responsables son la autoridades políticas por no poder evitarlos ni luchar contra ellos; responsables son las familias de los pirómanos por no conocerles; responsables son las autoridades policiales por no sospechar de sus hábitos; responsables son sus profesores por no haberles inculcado respeto y amor hacia la naturaleza; responsables son sus vecinos por no darse cuenta de su locura incendiaria, etc. Aunque realmente, el culpable en última instancia sigue siendo el propio pirómano.

¿Cómo lo podemos evitar? ¿Endurecemos las penas? ¿Les condenamos a cadena perpetua? ¿Los quemamos vivos? ¿Dedicamos más efectivos a la prevención de incendios? ¿Modernizamos nuestros recursos?

Algo tendremos que hacer, pero no sentados en nuestro sofá mientras vemos en el telediario el avance de las llamas. Provoquemos el debate, presionemos a las autoridades, unamos esfuerzos, consigamos que el año que viene no pase de nuevo.

Daniel García Reigosa - Vigo