X. A. T. / SANTIAGO

En una ceremonia con muy escaso público, apenas una docena de familiares y dirigentes del Bloque y del PSOE, los nuevos doce conselleiros y el vicepresidente tomaron ayer posesión de sus cargos. Lo hicieron en la sede noble de la Xunta, en el Pazo de Raxoi, en un acto sencillo de apenas quince minutos de duración y sin ningún discurso.

Todos ellos optaron por la fórmula de "prometer", frente a la de "jurar", fidelidad en sus mandatos y respeto a las leyes, al Estatuto y a la Constitución. Las únicas diferencias estuvieron en cómo pronunciaron la palabra Galicia -los nacionalistas optaron por Galiza- y cómo colocaron las manos en el atril que sostiene en un solo volumen la Constitución y el Estatuto. Anxo Quintana, Fernando Blanco, Alfredo Suárez Canal, Ánxela Bugallo, Teresa Táboas, María José Rubio y Manuel Vázquez no tocaron el libro, mientras los demás sí lo hicieron.

Todo discurrió bajo la presidencia de Emilio Pérez Touriño y Dolores Villarino, máxima autoridad del Parlamento. Tras la jura del cargo, el titular de la Xunta estrechó la mano de sus colaboradores y luego se dispusieron a colocarse para la fotografía de familia, si saber muy bien cómo, puesto que este nuevo Gobierno saca muchos centímetros en altura al anterior y Quintana, Touriño, Fernando Blanco, José Luis Méndez Romeu y Xosé Ramón Fernández casi dan para un quinteto de baloncesto.

Ya en sus respectivos coches oficiales, aparcados en la plaza del Obradorio, los conselleiros se desplazaron a San Caetano para su primera reunión de Gobierno y posteriormente, a intervalos de quince minutos, procedieron al relevo incesante de carteras en las respectivas consellerías. Sólo faltó la titular de Pesca, Carmen Gallego, quien ofició el traspaso el martes ante la imposibilidad de López Veiga de estar ayer en Santiago. Hoy, ya todos tienen despacho y coche oficial.