El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reconoció ayer errores en los datos de los servicios de inteligencia para decidir la invasión de Irak. "Es verdad que gran parte de la información estaba equivocada", dijo Bush, antes de asumir que él fue el "responsable de la decisión de ir a Irak", algo que mantuvo como la decisión "correcta". Asimismo, asumió Bush la responsabilidad de "solucionar lo que fue erróneo mediante la reforma de los servicios de inteligencia" estadounidenses.

Las afirmaciones de Bush se produjeron ayer, en plena jornada de reflexión en Irak y con motivo del último de los cuatro discursos dedicados a explicar a la opinión pública norteamericana la política de su Administración en Irak sin que tampoco en esta ocasión concretara medidas que permitan vaticinar una retirada de las tropas del país.

Para George W. Bush la retirada de las tropas aliadas de territorio iraquí enviaría un mensaje erróneo a los terroristas porque proyectaría una imagen de debilidad que estos aprovecharían contra Estados Unidos y sería un mensaje erróneo para los soldados estadounidenses desplegados en Irak y para los ciudadanos iraquíes en vísperas de elecciones.

En su discurso, Bush aseguró que las elecciones que se celebran hoy en Irak constituyen un nuevo hito en los avances en la democracia del país y afirmó que alentará a otros "desde Damasco hasta Teherán" a impulsar reformas y diseminar la democracia en Oriente Próximo.

La política de Bush en Irak es ampliamente criticada desde los sectores demócratas y que enfrenta una creciente oposición en la opinión pública desde que el número de soldados americanos muertos superara los 2.000. Para justificar la invasión de Irak y la política antiterrorista, Bush citó otra vez la teoría de un imperio islámico "desde España hasta Indonesia".

La alocución de Bush se produjo a pocas horas de la jornada electoral de hoy, a la que están convocados 15 millones de votantes para decidir la composición del Parlamento iraquí para los próximos cuatro años.

La jornada de reflexión de ayer transcurrió entre restricciones de tráfico, cierre de fronteras y aeropuertos y toque de queda para evitar incidentes o atentados, una situación que se mantendrá hoy.

La calma del día de reflexión se rompió por varias manifestaciones de miles de chiíes furiosos por las declaraciones de un político suní el martes en la cadena de noticias árabe Al Yazira, Fadel al Rubaei, que consideró que los clérigos chiíes no deberían tomar parte en política y les acusó de conspirar con los Estados Unidos para acabar con los suníes.

Lo que comenzó como una protesta acabó como una demostración política que amenaza con polarizar aún más las elecciones iraquíes. Las protestas se tornaron violentas y el la ciudad de Nasiriya (sur del país), grupos de chiíes prendieron fuego al edificio donde tiene su sede el ex primer ministro Ayad Alaui.

Otros actos de violencia fueron los registrados en Faluya, cuando hombres armados dispararon en cuatro colegios electorales pero no causaron heridos. Además, en Mosul dos agentes de policía murieron y otros cuatro resultaron heridos al explotar una bomba en un arcén de carretera al paso de la patrulla.

Por su parte, el presidente Jalal Talabani describió los comicios como "una celebración nacional, un día por la unidad nacional y la victoria sobre el terrorismo". Además, señaló que una participación alta le daría legitimidad al futuro gobierno.

La Comisión Electoral ha registrado 6.655 candidatos que compiten por 275 escaños en 996 listas a través de 307 grupos políticos y 19 coaliciones.

A pesar de que constituyen la mayor parte de la insurgencia, más de 1.000 clérigos suníes animaron a sus fieles a acudir a las urnas, al contrario de lo que sucedió en las elecciones del pasado enero, que fueron boicoteadas por esta comunidad. Los clérigos firmaron ayer una edicto islámico o "fatwa" en la que pedían a los suníes que acudan a los colegios a votar.