La actividad mejillonera se consolida como motor económico de Galicia tras alcanzar la tercera mejor marca en lo que va de siglo en producción, con 267.000 toneladas, y experimentar un incremento del 12% respecto a 2016. La cantidad de molusco comercializado para el mercado de industria -conserveras y cocederos- y de fresco -depuradoras- constituye la mejor cosecha de la década y la tercera mayor producción en este siglo. Las 267.000 toneladas de 2017 solo se ven superadas por las 299.000 de 2006 y las 292.000 de 2004.

El aumento también se produjo en los ingresos, que alcanzaron los 122 millones de euros y representan el mejor registro económico de la última década y la sexta mejor marca desde el inicio del siglo, a donde hay que remontarse para encontrar mejores registros económicos: 132 millones de euros tanto en 2001 como en 2002, 126 millones en 2003, alrededor de 141 en 2004 y 137 millones en 2006.

La facturación descendió a partir de 2007 (con 98 millones) y se desplomó en 2013, con apenas 74 millones, por lo que los 122 millones de euros del año pasado constituyen un alivio para los productores. Los bateeiros, sin embargo, buscan el modo de valorizar su producto para que cotice al alza. Esto provocó que en 2017 los ingresos no aumentasen tanto como la producción, que incluso fue mayor que la obtenida en muchos de los ejercicios que dejaron los mayores ingresos económicos. El año pasado se vendieron 24.000 toneladas más de mejillón que en 2001, pero los bateeiros ingresaron diez millones de euros menos que entonces a causa de los bajos precios.

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Varias circunstancias explican el buen momento por el que atraviesa el sector mitilicultor, como la creciente demanda de producto a nivel nacional e internacional y a la ausencia de episodios tóxicos importantes, que convirtió 2017 en uno de los ejercicios con menor incidencia de lo que popularmente se conoce como "marea roja". Esta circunstancia, unida al hecho de que se registraran picos de rendimiento muy altos en el mejillón durante buena parte del año, prácticamente desde junio a octubre, hizo que el ritmo de descargas fuese muy alto. De hecho, tras abastecer a los clientes de fresco e industria a un ritmo formidable, prácticamente se llegó al último trimestre del año sin molusco en las cuerdas, por lo que fue preciso recurrir a la extracción del correspondiente a la presente campaña, aunque fuera pequeño, para atender los últimos pedidos.