La flota de bajura de Pontevedra que tiene como objetivo la pesca dirigida de caballa se verá obligada a regresar del Cantábrico "en los próximos días". Así lo lamentan algunos de los 24 armadores que se desplazaron al norte para buscar la especie sabiendo que las ganancias no van a cuadrar con los gastos. "Tenemos que hacerlo para no perder la cuota", lamentan. Y es que al igual que pasó el año pasado, los barcos tendrán que volver tras apenas diez días en el caladero ante la escasez de cuota.

El Ministerio de Pesca estableció el pasado viernes -cuatro días después del inicio de la pesquería- una cuota adaptada de 500.786 kilos de caballa para los buques de la flota de otras artes distintas al arrastre y cerco con puerto base en Pontevedra. El anuncio, a través de una resolución publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), indicaba que la cantidad reservada para para la pesquería dirigida sería de un 50%, es decir, 250.393 kilos. "El problema es que no tenemos cuota", comenta uno de los patrones consultado.

Además, el BOE también recogía un tope de capturas de 2.000 kilos por tripulante y semana, con un límite de 10.000 kilos por embarcación. Por este motivo en la flota están seguros de que esta semana se agotarán las 250,3 toneladas. Y es que si cada uno de los 24 barcos que se desplazaron al norte agotó la semana pasada los 10.000 kilos de tope ya llegaron a 240 toneladas.

Tocará entonces regresar a puerto tras haber realizado una inversión demasiado alta en comparación con los días de pesca de los que disponen. Explican que solo el viaje (o transporte por carretera en camiones) y el pertrecho representan entre 3.000 o 4.000 euros por embarcación, a lo que hay que sumar un lugar en el que dormir (si no es posible hacerlo en el propio barco) o el salario de los marineros, entre otros gastos. "Nosotros en dos días agotamos el cupo de 10.000 kilos por semana. Luego bajamos en coche y volvimos ayer [por el lunes] para comenzar de nuevo", comentaba un armador de A Guardia.