En 1970 Alfonso Paz-Andrade empezó a preparar la primera edición de la World Fishing Exhibition, que se celebraría en Vigo tres años después. Viajó a Irlanda, donde buscaba un emplazamiento para una nueva filial de Pescanova. "Yo quería llevarla para el norte, pero me dijeron que al sur". Y recaló en Castletownbere, un reducto marinero en la provincia de Beara, lejos de todo. "Yo le llamaba Castletown nowhere". La subsidiaria Eiranova se asentó en una isla, la de Dinish, que ni siquiera tenía puente. "Lo construimos", explica, gracias a un convenio firmado con el entonces ministro irlandés de Pesca, Brian Lenihan. A aquel lugar se le llamó puerto peseta. Que es un nombre de lo más acertado todavía hoy; en Castletownbere viven medio centenar de gallegos, hay una Spanish Party (fiesta española) en verano, descargan decenas de buques vigueses de Gran Sol y los apellidos Villanueva, Montemuiño o Mariño conviven a placer con los Murphy, O'Donovan o Mahoney.

El vínculo entre ambas ciudades viene de lejos. "Ya iban allí los barcos de Gran Sol hace más de cien años", en condiciones durísimas y con cascos de madera que sucumbieron demasiado a menudo a las penalidades del caladero. Cornelio O'Donovan, que es una institución tanto en el pueblo como para la flota, explica que el éxodo de Galicia a esta península irlandesa empezó en el 39. "Se vinieron muchos aquí cuando se desató la guerra". Cornelio podría pasar, por su acento, por un morracense con dejes gaélicos. "Esto parece un pueblo español". Con desgracias propias de un O Berbés, como la del hundimiento del Condesa Viv en 1986, que se saldó con cinco desaparecidos: Eugenio Soage, Antonio Garrido, José Manuel Ferrería, Agustín Villanueva y Dionisio Leal. O la del Dinish (antiguo Mascato y gemelo del Dunboy), con un fallecido (Manuel Graña) y dos desaparecidos (Félix Osei y Djua Amadu).

Agustín Rodríguez Villanueva también es marinero. "Me vine con un tío, que lleva aquí muchos años, hace 22 años". Vivía en Bueu y barajó dos opciones: Argentina o Irlanda, lo que "saliera" primero. Y surgió Castletownbere, donde ha formado familia (tiene tres hijos) y de donde no pretende marcharse. "Fui en Navidades y recé para que no saliera el avión" rumbo a Galicia. Estuvo internado en Panxón de pequeñito -ahora tiene 40 años- y es feliz en Irlanda. O la familia de Iván Rodríguez, de Esteiro. "Llevo vivendo aquí desde que estoy en primero de la ESO". Y tan bien. "Muy bien", refrenda Agustín al teléfono. Este año celebrarán la segunda edición de la fiesta española (1-3 de junio) con tapas, música tradicional y toreros ( de pega). Hay gallegos empleados en barcos, el puerto... pero también en bares, supermercados y hoteles.

Paz-Andrade recuerda los pubs A Chiquita Bonita y Bar Marinero, que ya han cerrado. "Eiranova fue la primera empresa en instalarse aquí, aunque ahora hay muchas", añade Cornelio, que es, además de agente de barcos, cónsul honorario de España en esta localidad. Y la impronta gallega irá a más por la estrategia de Dublín de aumentar las descargas de pesca fresca en sus puertos, sobre todo en el Castletownbere, donde este fin de semana descargaban el Pepe Barreiro y el Susa Uno. "Los barcos pueden estar dos o tres meses sin ir a Vigo, les compensa por costes", dice. Y, con unas nécoras que -dicen- saben igual que las de Bueu y camarones que "no tienes manera de distinguirlos con los de Galicia", todo son alicientes para agrandar la patria chica de Vigo a 2.400 kilómetros -por carretera- de las Cíes.