Japón esta estudiando reemplazar el Nisshin Maru, el buque ballenero nodriza con el que llevan a cabo investigaciones de índole científica. Todo ello pese a la presión internacional que apuesta por acabar con este tipo de pesca.

La prensa nipona ha informado que el Gobierno baraja construir un barco nuevo o adquirirlo en el extranjero, para sustituir al actual de 8.145 toneladas. Con ello hacen referencia a la necesidad de un barco más veloz para evitar a los activistas que intentan frenar la actividad.

Una de estas es la organización medioambientalista Sea Shepherd, que abandonó la persecución a estos barcos en el océano Austral. Según su responsable, el Capitán Paul Watson, esta noticia demuestra que Tokio busca "continuar sus actividades balleneras ilegales" mediante el refuerzo a las "operaciones comerciales de caza de ballenas".

Sea Shepherd ha luchado contra la caza ilegal de ballenas en el "Santuario de Ballenas del Océano Austral" todos los años desde 2005 hasta 2017, pero Japón ha promulgado leyes anti-terrorista y rearmado a su flota para evitarlo.

El año pasado la flota pesquera japonesa capturó 177 ballenas en el Océano Pacífico, frente a la costa noreste del archipiélago. En ese momento, desde Tokio informaron la caza de ballenas es "necesaria" para estimar la cantidad de potenciales capturas en el futuro, ya que su objetivo es "reanudar la pesca comercial", según palabras del funcionario Kohei Ito.