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El invento que salvó la pesca en Malvinas

Pablo Fernández, capitán del buque "Golden Chicha", ideó un sistema para evitar la captura accidental de leones marinos, que llegó a paralizar la actividad de la flota este año

La pesca de calamar ( Loligo) en aguas de Malvinas (Falkland Islands) se saldó este año con 63.500 toneladas, un 36,7% más que al año pasado. Pese a que la cifra es la mejor desde 2012, la pesquería no fue nada sencilla para la flota gallega, sobre todo en la segunda campaña del año. En ella, la mortalidad de leones marinos por pesca accidental mientras buscaban alimento dificultó tanto la actividad que el Gobierno se vio obligado a cerrar una de las áreas más productivas del cefalópodo en agosto, lo que supuso la casi paralización de los buques. Aquellos que podían seguir haciéndolo pasaron de capturar más de 60 toneladas al día a tan solo 15. Sin embargo, la situación se salvó gracias a uno de los capitanes de un buque vigués implicado en la pesquería. "Era caótico, pero tuvimos una idea y ahora ya es obligatorio usarlo", comenta Pablo Fernández, impulsor de la colocación de una rejilla en el aparejo que permite pasar el calamar y que repele a los mamíferos.

Con 35 años, Fernández lleva diez trabajando para la armadora Chymar y desde hace tres es el capitán del Golden Chicha. Conoce a la perfección el caladero y en el momento en que el Gobierno de Malvinas decretó el cierre provisional -como avanzó FARO- en una zona en torno a la isla Beauchene (al sur del archipiélago, la más productiva de calamar), no se lo pensó dos veces y se lanzó a la búsqueda de una solución.

"Importado" de NAFO

"Había que tomar medidas si querías seguir pescando", recuerda Fernández. Fue en ese momento cuando se le ocurrió emplear una rejilla de 2 metros de alto por 1,5 de ancho, un sistema que emplea la flota en aguas de la Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste (NAFO, en inglés). "No inventamos nada", dice con modestia, "pero sí tuvimos que hacerle unos cambios para hacer que funcionara".

Y es que tal y como explica, en aguas de NAFO la captura por arrastre se hace a una menor velocidad que en Malvinas. En el caso del Atlántico norte la rejilla se emplea para descartar el pescado cuando las capturas se orientan al camarón y no precisa de una resistencia que sí necesita en Malvinas. "Lo que pasa es que aquí tuvimos que hacer un embudo para dirigir al calamar hacia la rejilla. Así cuando el león marino va detrás llega ahí, se aburre y sale por una abertura", ilustra el capitán.

Tras cinco días de prueba, la idea fue validada por los responsables científicos isleños mientras otras, impulsadas por las demás armadoras, no lo consiguieron. "No fue solo un parche. Está legislado y ahora es obligatorio llevarla y en caso de que se vuelva a dar lo de este año habrá que usarla", explica Fernández.

El máximo responsable a bordo del Golden Chicha, con 38 tripulantes, se encuentra ahora en su hogar en A Pobra do Caramiñal celebrando las fiestas navideñas y a la espera de comenzar la primera campaña del próximo año. Además de haber aportado esta idea al sector, Fernández también es capitán el primer buque del caladero que cuenta con un desfibrilador a bordo, tal y como se presentó el pasado jueves en Beiramar.

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