"O pasiño do boi é lento pero seguro". Ruy Andrade Pereira cita con orgullo las palabras de su abuelo, José Pereira Álvarez, que en 1955 se convirtió en uno de los "hombres de hierro en cascos de madera" con la compra de su primer barco, el Pelícano. El primer pago al anterior propietario, Gaspar Massó, fue su palabra; después abonaría 1.575.000 pesetas. "Antes los tratos se hacían así". Con él empezó todo y con su familia sigue más de seis décadas después. "Somos una empresa familiar que cree en crecer pero con una base, siempre con cabeza". Su penúltima aventura ha sido la inmersión en el segmento del atún, de momento con un único buque (el Point Saint Louis, adquirido hace dos años a Pevasa). "Se presentó la oportunidad y decidimos aprovecharla". Andrade anticipa ya un mayor recorrido en este mercado como parte de la estrategia de acceder al recurso y controlar toda la cadena de valor y ensanchar los márgenes.

Con un volumen de ingresos de 139 millones de euros el año pasado (43.500 toneladas comercializadas) y distribución en toda España, la compañía que dirige José Enrique Pereira quiere dar "prioridad" a la comercialización con su propia marca. Pereira posee una integración vertical - "del mar al plato" -, con flota propia y distribución al por menor en sus tiendas, hostelería y gran distribución. "Nosotros pescamos, trabajamos el pescado en condiciones muy difíciles en alta mar y envasamos". Un trabajo que merece, a ojos de Ruy Andrade, la reafirmación de una de las marcas de más trayectoria del mercado. "Seguimos el camino de la calidad, el de tener el mejor producto". Singladura más lenta pero, de nuevo, que persevera en un crecimiento conservador.

En ese sendero -y el de la diversificación del mercado- se enmarca la adquisición de la conservera Portomar, que avanzó FARO en mayo de 2016, con fuerte penetración en el segmento gourmet de El Corte Inglés. "Ganas posición con clientes que aprecian el producto", explica Andrade en un stand que, por segundo año consecutivo, ha incorporado las latas de Portomar a su portfolio. A finales del año que viene incorporará a su flota un arrastrero de 74 metros para las Falkland Islands, y acaba de recibir la certificación internacional de seguridad alimentaria más exigente (IFS, International Food Standard) para sus plantas de elaborados. ¿La última novedad? La introducción en el mercado europeo del mero antártico ( hyperoglyphe antarctica), capturado junto Tristán de Acuña, el archipiélago habitado más remoto del mundo y que ha tenido una "gran recepción" por parte del consumidor. Un capítulo más de una empresa "humilde" que resume su historia en cada bolsa de pescado. Aunque 62 años dan mucho que contar.