La escasez dispara los precios. Es ley de vida (o de mercado). Y con precios caros el producto es para quien quiera o pueda pagarlo. Según las estadísticas oficiales del Ministerio de Economía, Italia es el país más predispuesto a hacerse con la mayor parte de la producción de pulpo gallego pese a su elevada cotización. "Es el mayor consumidor que tenemos en el extranjero", constata Giuseppe Mellino, italiano afincado en Vigo y fundador de la pesquera Congelados Maravilla. Hasta agosto las descargas de cefalópodos en los puertos gallegos fueron, en kilos, las más reducidas de toda la serie histórica, que arranca hace 20 años y que elabora la Plataforma Tecnolóxica de Pesca, dependiente de la Consellería do Mar. Solo en el caso del pulpo el precio medio ha escalado por encima de los siete euros, el mayor valor en dos décadas.

"Hablamos de un 35% más de precio que el año pasado", apunta Mellino. Su compañía rescató hace dos años la histórica marca Benito Alonso, con la que distribuye pulpo 100% gallego. Pero hace tres meses que no lo trabaja. "No hay. Si llega un barco con 50 kilos no puedo hacerlo, necesito al menos 1.000 kilos" para rentabilizar su producción a nivel industrial. El que vende al extranjero procede del norte de Portugal o de buques que operan en Marruecos o Mauritania. "Se importa materia prima para la reelaboración de producto, desde congelado a granel como en tiras", aunque fuentes del sector sostienen que sí hay empresas dispuestas a pagar más por el que se faena en Galicia porque "pueden traspasar al consumidor" el alza en los precios.

El caso de Italia es significativo por los volúmenes alcanzados en la primera mitad del año, cuando se exportaron al país transalpino más de 340 toneladas de pulpo, diez veces más que el año pasado, cuando se vendieron allí poco más de 34 toneladas. Se convierte así en primer destino con diferencia de este cefalópodo, transformado o capturado en Galicia (o ambas), por delante de Portugal. En total las ventas al extranjero superaron las 600 toneladas, seis veces por encima de las computadas en el mismo periodo del año pasado. Entre enero y junio afloraron como clientes de referencia países como Eslovenia, Bélgica o Países Bajos, y Francia elevó las importaciones casi un 400%.

Entre los meses de enero y agosto se contabilizaron descargas de 3.125 toneladas de cefalópodos en los pósitos de la comunidad. Apenas representa una cuarta parte de las registradas en el mismo periodo del año 2013. Por aquel entonces ya se registraban las descargas de 11.947 toneladas para cerrar el ejercicio con un total de 4.500. Los expertos achacan esta fuerte caída sufrida en los últimos años a dos motivos. En primer lugar se encuentran las variaciones en la temperatura del mar. Según argumentan, el calentamiento de las aguas que se viene registrando en los últimos años está originando una particular migración de cefalópodos. Estos buscan preservar las condiciones de los ambientes en los que se mueven explorando nuevos territorios en busca de aguas más frías en puntos más al norte de Europa.

El alza en los precios ronda de media el 13% entre esta especie, y es insuficiente para compensar totalmente el descenso en los volúmenes comercializados. La facturación lograda con la venta de este tipo de especies en los ocho primeros meses del año se sitúa en los 15,74 millones de euros. Esta cifra representa un descenso del 13,4% respecto a los 18,17 millones que se movieron en las lonjas gallegas con este tipo de proteína marina en el mismo periodo del año anterior.

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