No llevan útiles ni falta que les hace. Tampoco se protegen con botas altas o ropa de trabajo. Sin embargo, en una mañana pueden llegar a recoger la almeja o el berberecho de un arenal entero. Es el llamado "furtivismo de bañador", una práctica que se hace cotidiana durante el verano que esquilma las playas que tanto trabajo les da conservar a las mariscadoras de la ría.

Ayer una de estas escenas se pudo ver en Chapela, concretamente en el arenal de Suacasa, al lado de la playa de Arealonga. En una instantánea inmortalizada por una mariscadora, una treintena de personas aprovechaban la marea baja para meterse en el agua y recoger todo cuanto veían. "Es un polígono de marisqueo y allí van las mariscadoras de nuestra cofradía a trabajar", explica indignado Clemente Bastos, patrón mayor del pósito de Redondela.

Aunque trabajan menos allí que en los otros arenales más cercanos al puerto de la localidad, reconoce que es una zona muy productiva y que de allí "sacamos mucha mercancía". "Es un banco muy bueno con producción alta de almeja babosa, fina y japónica", insiste Bastos.

Además, la zona en la que "trabajaban" ayer los bañistas tiene una calificación B, lo que quiere decir que todo lo que se extraiga de allí tiene que pasar por una depuradora para que su consumo no suponga un riesgo para la salud.

De esta forma, en verano, además de luchar día y noche contra los furtivos "profesionales", desde la cofradía redondelana (lo mismo sucede con el resto de los pósitos con bancos marisqueros) tienen que ver como los veraneantes se llevan su sustento. "Parece que está todo el mundo de vacaciones y que no hay nadie para vigilar", se queja el patrón mayor. Y es que si cada uno se llevara tan solo un kilo de almeja, en el día de ayer en Arealonga se hubieran llevado decenas de kilos.

En su cofradía cuentan ya con cinco vigilantes que intentan abarcar la amplia zona que va desde casi Arcade, en la zona de Soutoxuste, hasta Chapela. "No podemos cubrir todo", lamenta. Preguntado por si las autoridades no pueden hacer nada para ayudarlos, el también presidente de la Asociación de Marisqueo a Flote Ría de Vigo es contundente: "Si envío a uno de nuestros guardias me dicen que poco pueden hacer allí y que es mejor llamar a las autoridades. ¡Tienen que hacer algo ya!".

La propia conselleira de Mar, Rosa Quintana, alertó a comienzos de julio de esta lacra y pidió un compromiso a la sociedad para "erradicar esas prácticas". "Estamos encantados de recibir a los visitantes para que disfruten de las playas, pero si quieren degustar marisco, que acudan a cauces legales", explicó entonces.