El Archivo Internacional de Ataque de Tiburón (ISAF, en inglés) señala que solo el año pasado se produjeron en Australia una quincena de ataques de escualos sin mediar provocación humana. Dejaron dos víctimas mortales en un país que tiene un promedio de 2,8 fallecidos al año por estas causas. Es un asunto que preocupa -y mucho- a las poblaciones costeras. Y también a la Administración, especialmente a la de New South Wales (Nueva Gales del Sur), al sureste del país.

Desde el año 2015, el Departamento de Industrias Primarias de ese estado lleva a cabo la Shark Management Strategy, o lo que es lo mismo, la Estrategia para el Control de Tiburones. Con un presupuestos de 16 millones de dólares australianos (unos 10,8 millones de euros), New South Wales quiere evitar a toda costa los ataques a los bañistas y surfistas que invaden sus aguas, especialmente en las bahías. Para ello, cuentan con una tecnología con sello vigués puntera y testada: las boyas satelitales de la firma Marine Instruments.

En diciembre de aquel año, Australia llevó a cabo unas pruebas en la zona de Bellinger River que convencieron a las autoridades del estado. No en vano, y tal y como adelantó FARO, los científicos locales contaron en aquella ocasión con la ayuda de varios expertos que participaron en el despliegue de una quincena de estos drum line en Reunión, la isla departamento de ultramar francés (situado al este de Madagascar en el océano Índico) que testó este sistema casi dos años antes y que a día de hoy emplea una veintena de boyas.

Así funciona la boya que marca tiburones en Australia

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Su funcionamiento es aparentemente sencillo. Los investigadores despliegan una boya con un ancla que se mantiene inmóvil en una zona designada. A ella enganchan otra con un anzuelo con carnada y en medio de ambas se sitúa la boya tipo MLi-S. Cuando un escualo pica, tira de un imán que hace que el sistema satelital empiece a emitir. En ese momento, los científicos responsables del proyecto son alertados vía email y con un mensaje de texto. En un plazo de unos 10 minutos llegan a la zona e inmovilizan al tiburón en el agua. "El proceso de captura, marcado y liberación es muy rápido", explica la bióloga Amy Smoothey, que sigue: "Insertamos un marcador interno en la cavidad abdominal del tiburón así como un marcador externo en la aleta dorsal", para luego proceder a su reubicación y liberación.

Australia logra marcar 100 tiburones blancos

Y no les ha ido nada mal. Desde que el programa SMART (siglas en inglés para alerta de control de tiburones en tiempo real) drum line echó a andar empleando un centenar de boyas de Marine Instruments, los científicos ya han sobrepasado la barrera de los 100 tiburones blancos marcados, además de 33 tiburones toro y dos tiburones tigre. El pasado viernes la Administración anunciaba la simbólica cifra, a la que siguieron en los días posteriores el marcado de otros cuatro ejemplares, todos de más de dos metros de largo.

"El sistema surgió de la colaboración con nuestro agente en Francia, ISI FISH, y el Gobierno local de la isla Reunión", comenta Gabriel Gómez, director de la empresa asentada en Porto do Molle, el mayor fabricante mundial de boyas para la pesca de túnidos. En aquel país del Índico "lleva en funcionamiento desde otoño de 2013 y de allí pasó a Australia", añade.

Sobre la mortalidad que provocan este sistema entre los ejemplares que pican el anzuelo, desde el país oceánico aseguran que da un mejor resultado que otros métodos en uso o que fueron testados. Como señala al medio local ABC el investigador Vic Peddemors, desde que se usan allí tan solo murió un escualo. Peddemors comenta que allí están "muy orgullosos" por el "éxito en la liberación de estos animales vivos" y además explica que esta tecnología les está proporcionando "una enorme oportunidad de aprendizaje". Un éxito que sería imposible sin la tecnología 100% viguesa desarrollada por Marine Instruments.