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Los desafíos para la industria gallega

Helishen invertirá 22 millones en Uruguay para "asistir" a la flota china del Atlántico

El proyecto despierta los recelos de los habitantes de Rocha, que han celebrado protestas

El alcalde de Rocha, Anibal Pereyra (izq.), con empresarios chinos y autoridades locales. // Rocha

La construcción de una fábrica de harina de pescado es solo una parte del proyecto de inversión que el grupo chino Helishen, participado por el Estado, prevé llevar a cabo en el departamento uruguayo de Rocha. Su intención, como ha admitido el regidor de La Paloma, es la de "establecer una base para asistir a toda la flota china que trabaja en el Atlántico". La mayor parte de ésta, como coinciden en denunciar organizaciones ecologistas y empresariales de Argentina, lo hace al margen de la ley ( Illegal, Unreported, and Unregulated Fishing, IUU) en el mayor caladero para la flota gallega de larga distancia. Solo en aguas argentinas y de Malvinas operan un centenar de buques de capital de Vigo y área. Una delegación de empresarios y políticos asiáticos participaron esta semana de un acto de hermanamiento entre las ciudades de Zhoushan y Rocha, en el que se desveló que la inversión será de 25 millones de dólares (22,3 millones de euros al cambio actual).

De inicio la intención de Helishen (no hay ningún dato disponible sobre este grupo) es de utilizar tres licencias para la captura de la codiciada merluza negra con otros tantos palangreros. También quiere aprovechar las 40.000 toneladas de anchoíta de las que dispone Uruguay en aguas que comparte con Argentina, pero que tiene sin utilizar. El alcalde de Rocha, Aníbal Pereyra, aseguró al periódico local El País que crearán una mesa para "canalizar todas las inquietudes" relativas al proyecto, pero "hasta ahora todas las hemos rebatido con fundamentos científicos, serios". Desde la asociación uruguaya Oceanosano niegan la mayor: "Los stocks de merluza negra y anchoíta están seriamente amenazados, se desconoce su estatus problacional", lamentaron en un escrito divulgado con motivo de la visita de la delegación asiática.

La ceremonia de hermanamiento, de hecho, se vio alterada por las protestas de decenas de vecinos convocados por la ONG. La pequeña urbe de La Paloma (conocida como balneario La Paloma) ya había bloqueado anteriormente proyectos para crear un puerto de gran calado para cargeros, y esta semana protestó al grito de "no puerto pirata con nuestra plata". "Eran 50 personas y acá viven 6.000 personas", reprendió Pereyra sobre la actitud de los manifestantes. "La crítica más fuerte es que son chinos", añadió. El regidor de La Paloma, José Luis Olivera, coincidió con su colega: "hay mucha gente que está inquieta y se opone sin saber a qué se opone". El político quiere que la ciudad no viva únicamente del turismo y disponga de una fuente de trabajo y riqueza "durante todo el año". "No es una empresa pirata -dijo sobre Helishen-, se manejan con estándares medioambientales tan o más altos que los nuestros".

El de Rocha-La Paloma es el segundo gran proyecto que prevé ejecutar China en Uruguay para disponer de una base pesquera y logística que le permita descargar y reparar sus buques sin utilizar cargueros en alta mar o mandarlos a astilleros chinos, situación que despierta la inquietud de los armadores gallegos con intereses en el Cono Sur. Una tercera iniciativa, la de Puerto Capurro, parte del Estado, pero tiene el mismo objetivo: rebajar la saturación del puerto de Montevideo y crear uno específico para la pesca de bandera extranjera. El mayor proyecto es el de Punta Sayago, a 14 kilómetros de Montevideo, donde el holding Shandong Baoma ha adquirido 28 hectáreas (el centro logístico tendrá 100 en total en régimen de zona franca) para la construcción de dos muelles, una planta de elaborados, un astillero y depósitos de combustible.

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