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Los retos del sector

China ya pesca más que la flota gallega en los mayores caladeros de la costa africana

Las capturas de barcos asiáticos se sitúan casi tres veces por encima en países tradicionales como Angola o Mauritania -Pekín financia puertos y contribuye a la expansión del sector

Antes de su independencia (1990) en Namibia faenaban un centenar de barcos congeladores españoles, casi todos con base en Vigo. El caladero era un vergel: el año anterior los buques de bandera estatal habían capturado 278.400 toneladas de pescado, sobre todo merluza, rape y dorada, con un valor de 205 millones de euros, al cambio actual. Tras su escisión de Sudáfrica (y la consiguiente delimitación de zona exclusiva nacional de 200 millas) la pesca cayó a 180.500 toneladas; en 1991, a menos de 17.000. En paralelo a la creación de empresas mixtas con capital gallego en la costa occidental africana, que permitían operar en aguas nacionales, la flota china de larga distancia empezaba a crecer sin que, hasta hoy, haya parado todavía. A cierre de 2014 sus capturas en caladeros tradicionales como Angola, Marruecos, Mauritania, Costa de Marfil o Guinea Bissau triplican a la de los barcos con bandera española. Los 2.400 pesqueros chinos que operan hoy lejos de su país recogen del mar más de dos millones de toneladas; en todo el mundo todos los de bandera española apenas superan el millón.

El de Angola es un caso ilustrativo. En 1990 las capturas de la flota española rozaron las 36.000 toneladas, con un valor estimado -en el mismo estudio- en 41 millones de euros. La competencia era entonces la Federación Rusa, Italia o Japón; China no había desembarcado en sus aguas, limítrofes con Namibia y Congo (ex Zaire). Hoy, con 118.000 toneladas, no tiene rival entre los barcos extranjeros. Los españoles (como Río Algar o Playa de Barra) apenas pasan de las 11.000 toneladas. En paralelo el Gobierno de Pekín ha iniciado una política de crédito e inversión expansiva en países con acceso a recursos pesqueros. Angola es uno de ellos, y allí la empresa Huafeng gastará 1.000 millones de dólares en infraestructuras industriales, portuarias y agrícolas, como anunció el pasado noviembre. En Guinea Bissau el grupo Fujian Shiahai está a punto de iniciar la construcción de un hotel de lujo y un puerto pesquero en Prabis, al norte del país.

Según los datos compilados por la Universidad de Columbia (para el proyecto Sea Around Us), los barcos chinos siempre superaron a los españoles por volumen de capturas en Bissau, pero hasta ahora la diferencia nunca había sido tan abultada. También en Costa de Marfil el Ejecutivo autorizó el pasado verano la ampliación de su principal puerto, Abidjan, con un préstamo de 934 millones de dólares procedente de China. Sus barcos en el caladero reportaron capturas de 98.600 toneladas en 2014, casi el doble que en al año 2000. En 1990, cuando los españoles capturaron 9.600 toneladas, los chinos no habían llegado. Ese mismo año la pesca en Mauritania rozó las 174.000 toneladas para los buques de pabellón español, frente a las 69.500 de los de China. Rico en cefalópodos, y pese a un oneroso acuerdo bilateral con la UE, la flota gallega tuvo que abandonar el caladero en 2012. Los últimos datos reflejan unas capturas de 72.000 toneladas para los barcos chinos y apenas 11.600 para los españoles.

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El de Namibia es un caladero clave para la industria pesquera de Galicia, asentada en empresas mixtas como Novanam, Cadilu Fishing, Merlus Fishing o Tunacor. Pese a esto sí operan buques con pabellón de España en sus aguas con un resultado de 17.500 toneladas, muy lejos de las 150.400 de los de bandera china. Capital chino ha empezado también a participar en joint ventures para operar en este caladero con barcos nacionales, como es el caso de China Fishery Group.

La expansión, para acceder a materia prima sin intermediarios y reemplazar sus pesquerías

  • De acuerdo a un estudio de la Unión Europea la flota de altura y gran altura más rentable para China es la que opera en la costa occidental de África. De allí extrae 2,9 millones de toneladas de pescado, sobre todo gracias a redes de arrastre de profundidad, frente a las 948.000 toneladas que obtiene en los mares de la región de Asia. Para Greenpeace gran parte de la migración del capital chino a Mauritania, Angola o Guinea Bissau es para compensar el estado de "colapso total" de las aguas más próximas al gigante amarillo, como el Mar de Bohai (conocido ya como Empty Sea, Mar Vacío en inglés, o el Mar Amarillo). En esta expansión, como constatan tanto la ONG como Bruselas, ha sido indispensable la política activa de Pekín. Solo entre 2011 y 2013 el Gobierno chino concedió subsidios por 5.566 millones de euros al año a su industria pesquera, sobre todo en ayudas para combustible. Para la construcción de nuevos barcos concedió otros 634 millones en el mismo periodo, y otros 115 millones para financiar la construcción de infraestructuras industriales. Grandes grupos como CNFC Overseas Fishery, Shanghai Kaichuang (dueños de la conservera Albo) son grandes receptoras de ayudas estatales. Con una población de 1.357 millones de personas y consumo al alza de productos con proteína marina, el acceso a la materia prima es fundamental para Pekín (no solo en pesca, sino en todo tipo de commodities).

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