La producción española de algas, fundamentalmente concentrada en Galicia, se cuadruplicó entre 2005 y 2014, año en el que alcanzó las 2.154 toneladas, con lo que se convierte en el tercer país europeo que más plantas acuáticas comercializa, con sólo un 2,3% de las 93.000 toneladas de producto que generó la industria de la UE en 2014. España crece mucho -en 2005 distribuía tan solo 441 toneladas-, pero todavía está muy lejos de las cifras de Francia, con el 63% del mercado europeo e Irlanda (32%). Galicia es la comunidad que mayor cantidad de especies aptas para el consumo humano recoge, según el último informe del Observatorio Europeo del Mercado de los Productos de la Pesca y la Acuicultura.

"La demanda crece año a año, lo que provoca que también aparezcan nuevas empresas", explica el presidente de la empresa de Cerceda Portomuiños, Antonio Muiños. "Nosotros tenemos la culpa del aumento", añade el gerente de la empresa Algamar, situada en Pazos de Borbén (Pontevedra). Tanto esta firma como Portomuiños comercializan algas aptas para el consumo humano en diversas presentaciones e incluso elaboradas en conservas con otros productos y coinciden en que el incremento de ventas es considerable.

La firma de Cerceda factura al año entre 300 y 350 toneladas, aunque su presidente reclama que se promueva su uso en alimentación y aumentar la producción. Algamar, por otro lado, comercializa en torno a las 25 toneladas al año en seco. "Deshidratamos todo nuestro producto. Una tonelada de alga seca equivale a una décima parte de una fresca", explica Fernández. Algamar recibe producto de las cofradías de pescadores, como Muros, Cangas e Illa de Arousa, pero también recolecta.

Las empresas gallegas centran su comercialización en las algas aptas para el consumo humano, como kombu, nori o lechuga de mar. El responsable de Algamar confirma que comercializan productos destinados a otros fines, como la cosmética, de forma "anecdótica". "Tenemos en torno a 25 especies diferentes, pero destacan cuatro o cinco sobre las demás, que están en pequeñas cantidades experimentales", dice por su parte Muiños. Esta industria se desarrolló recientemente, según el informe, y responde a la creciente demanda de los consumidores europeos. "Todas las algas aptas para el consumo humano se cosechan manualmente y se secan de manera artesanal", añade el texto.

El comercio intracomunitario de algas aptas para el consumo humano y de aquellas que se destinan a otros fines es activo. Galicia, junto con Portugal y Alemania, son las principales proveedoras del primer tipo en la Unión Europea. "Comercializamos sobre todo en la Península Ibérica, pero también a otros países europeos que no tienen este producto", explica Fernández. Antonio Muiños, por su parte, comenta que abastecen el mercado nacional, aunque países como Francia, Inglaterra o Italia también compran.