La pesca es una de las profesiones más arriesgadas, hasta el punto de que el índice de siniestralidad es case el doble que la media del total de las actividades económicas, según los datos de 2015 del Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral, dependiente da Xunta. Los numerosos accidentes que se produjeron en la última semana, incluida la muerte de dos marineros mientras faenaban, dan cuenta de este hecho y reabrieron el debate sobre la seguridad a bordo.

Los datos de la Xunta muestran que, mientras el número de accidentes por cada 100.000 trabajadores en el total de las actividades económicas disminuyó de forma constante en el periodo de 2005 a 2015 (de 5.929 a 3.295 incidentes, -44%), el descenso en la pesca fue menor y estuvo plagado de altibajos (-26%, de 7.174 a 5.261), con lo que el índice llegó a situarse muy cerca de los sectores de la industria y la construcción, los que registran una mayor siniestralidad. En el ámbito de los accidentes mortales, en cambio, la pesca lidera de forma clara la clasificación con un índice (53,75) que solo cayó de forma leve desde 2005 y multiplica por siete la media gallega (7,93). La campañas para concienciar y fomentar de la seguridad a bordo no parece capaz de causar el efecto deseado.

Precisamente, ayer dieron comienzo las jornadas A pesca e o seu entorno sociolaboral, organizadas por la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, en las que la Conselleira do Mar, Rosa Quintana, reconoció que aún queda "mucho por hacer" en el ámbito de la seguridad marítima y apeló al diálogo entre la flota y las administraciones para mejorar a legislación vigente.

CCOO, por otra parte, fue más allá y criticó el hecho de que las investigaciones oficiales sobre accidentes no permitan reducir los siniestros, ya que "no sirven" para que se apliquen "mejoras substanciales" en las condiciones de trabajo. "Las muertes son noticia en los medios de comunicación en el mismo día, pero pasan al olvido con notable rapidez y se convierten en un apunte estadístico más", lamentó el sindicato, que exige investigaciones "ágiles, profesionales y concluyentes" para poner freno a lo que cualifican de "epidemia".