El fitoplancton portador de biotoxinas marinas ha regresado a las rías gallegas hasta alcanzar niveles que desaconsejan el consumo de productos como el mejillón en las zonas más expuestas, de ahí que a estas alturas, tras una primavera muy complicada y un verano que empezaba a dar un respiro, vuelva a estar prohibida la extracción de molusco en 19 de los 52 polígonos bateeiros existentes.

E irá a más, no solo en lo que se refiere a moluscos bivalvos cultivados en viveros flotantes, sino también en los bancos marisqueros de infaunales, es decir, las especies como la almeja, el berberecho o la navaja

Este fenómeno amenaza con estropear la campaña de verano de los bateeiros, pero también la de temporada de industria, que suele arrancar en agosto o septiembre y en la cual empresas como las conserveras funcionan a pleno rendimiento. Incluso se teme que esta fuerte presencia de toxinas del género lipofílico genere un episodio tan intenso como prolongado en el tiempo, y si estas pesimistas previsiones se cumplen los cierres de bateas podrían afectar igualmente a la campaña de Navidad.

Tanto es así que algunos bateeiros apuntan ya que "vamos a sufrir un otoño duro", y están tan convencidos de ello que anuncian que este episodio tóxico "va a ir a más en los próximos días y semanas".

Los hay incluso que sugieren que "lo extraño es que este episodio no se produjera antes". Aunque tiene una explicación, y es que el fuerte viento del norte que sopló en la costa gallega durante las últimas semanas mantuvo controlado el avance del fitoplancton portador de biotoxinas, evitando por tanto su entrada en las rías gallegas.

Lo más preocupante es que el mejillón se encuentra ahora en un momento óptimo en cuanto a rendimiento, y el hecho de que se decrete el cierre de bateas por presencia de biotoxinas no hace más que paralizar las ventas y obligar a tener el producto parado en las cuerdas, por muy bien que esté.

"Como esto se alargue mucho vamos a perder buena parte de la cosecha porque el mejillón acabará desprendiéndose al fondo de la ría", proclaman los bateeiros, sabedores, como los propios consumidores, de que "el mejillón está ahora más gordo que nunca".