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Una especie vital para la industria

La flota potera naufraga con las licencias exprés al continuar los efectos de El Niño

Los barcos vuelven a puerto con un promedio de tres toneladas al día, frente a las 30 habituales

"Potazo". Es el palabro argentino con el que la industria pesquera del país redefine el fracaso cosechado por la flota cefalopodera con los permisos de gracia que concedió el Gobierno de Mauricio Macri. Una campaña exprés que arrancó el 25 de julio y que se ha saldado con un promedio de capturas de entre tres y cinco toneladas por barco al día, frente a las treinta habituales. La última vez que Buenos Aires concedió licencias de este tipo fue en 2010 por la escasez de capturas debido a la anormal temperatura de las aguas. Este año los efectos de El Niño están tres veces por encima de los valores de entonces. "Nosotros decidimos no salir, sabíamos que no iban a pescar". La flota permanece ya parada casi al completo porque no es rentable sacar el buque del puerto para esas cantidades pese a que el precio se haya disparado. Las empresas gallegas tienen quince poteros en el caladero.

La viguesa Profand, tercera mayor empresa del sector por volumen de toneladas comercializadas, tenía intención de probar suerte con uno de sus dos poteros. Pero el Claudina y el Espadarte, de su filial Pesquera Dedseado, permanecen amarrados en Puerto Deseado, al igual que los de Fandicosta. El sistema de localización AIS sitúa a los poteros de su filial, Pesquera Cruz del Sur, en Mar del Plata. Ahí se han resguardado también los barcos de Argenova (Grupo Pescanova), Iberconsa Argentina y Vieirasa. El Puente Valdés, de Altamare (propiedad de Shanghai Kaichuang, dueños de Albo) ha optado por Puerto Madryn. "De momento hay que esperar, pero la campaña no vamos a salvarla ya este año", admite un directivo de una de las multinacionales gallegas.

Aunque han remitido en parte, los efectos de El Niño siguen siendo muy notables. En los meses de abril, mayo y junio la temperatura del agua se situó en unos niveles ONI (Oceanic Niño Index) del 0,7, cuando los parámetros normales están próximos a cero. El año pasado en el mismo periodo el índice estaba en 0,9 lo que, para los expertos, evidencia que se trata de un fenómeno "extraordinariamente fuerte", como destaca el experto climatólogo norteamericano Jan Null. La última vez que alcanzó unos niveles como los actuales y en las mismas fechas fue en 1998. "Las temperaturas oceánicas más altas de lo normal afectan sobre todo a la región 1+2", frente a la costa de Perú, donde la industria pesquera utiliza el potón (dosidicus gigas) como materia prima para las anillas de calamar o el surimi, por ejemplo. La única vez que los efectos derivados de El Niño fueron más agudos que en la campaña de 2015--2016 fue en los años 1982 y 1998. "Entonces -continúa Null- la temperatura fue ligeramente más elevada".

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La escasez de materia prima ha tenido dos consecuencias: multiplicación de precios y búsqueda de caladeros y especies sustitutivas. La tonelada de potón cuesta un 33% más cara este año (datos de mayo) respecto a 2015, y el calamar patagónico que se faena en las Malvinas costó el mismo mes un 76% más que el del ejercicio anterior. Caladeros alternativos como el de California o Sudáfrica volvieron a fallar. "Faenaron bien durante un par de semanas, pero luego nada", ratifica un importador (o trader) de Vigo. "Hay déficit de stock y, aunque se haya faenado bien en Malvinas, no es una pesquería regular", añade otro operador. Galicia importó 15.547 toneladas de pescado de las islas en 2015; este año, 3.658. "La opción, si no tienes clientes que dependan del producto, es eliminar o reducir la compra de cefalópodos, porque así no es rentable". Vigo acumula más de la mitad de la industria de procesado de pota de España.

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