El plato es la estrella en 10.500 establecimientos del país. //Reuters

En Reino Unido se sirven 380 de platos de pescado frito rebozado con patatas. Le llaman fish and chips y es el plato estrella de 10.500 establecimientos del país. Sus dueños están preocupados: asumen que tendrán que encarecer este menú -de comida rápida y tradicionalmente barato- porque les saldrá más cara la materia prima, y anticipan pérdida de clientes. Los ingredientes de base son el bacalao y el eglefino, que dispensan principalmente las flotas de Noruega e Islandia. ¿La razón? La depreciación de la libra tras la decisión de los británicos de validar su salida de la Unión Europea, el Brexit.

Según el diario británico Daily Mail hay grandes proveedores internacionales que sopesan suspender las remesas de pescado para no asumir la caída de la libra al no recibir el dinero en dólares, euros o coronas. Distribuidoras como Tesco o Asda -un Carrefour o Mercadona, para nuestro caso- creen que paliarán los efectos del Brexit gracias a sus acuerdos a largo plazo con distintos proveedores de todo el mundo, y así evitarán el golpe de la volatilidad de la libra. Pero los operadores más pequeños no tienen es músculo. El mismo medio recoge el testimonio de Gary Hooper, propietario de una pescadería en Bedford, que prevé un aumento del 20% en la materia prima. Importa lubina y dorada de Turquía y Grecia, atún de Sri Lanka y pez espada de Brasil.

Se quejan los británicos que, a las consecuencias del Brexit y la crisis de los fish and cheaps, se suma el alza en precios de especies como el salmón o los cefalópodos. Pero esto último no es exclusivo de Reino Unido, por mucho que sus pescaderos y distribuidores lo proclamen así, ya que los salmónidos se han revalorizado un 60% en los últimos doce meses y especies como el calamar, pota y potón han estado desaparecidos de los caladeros. Pero el debate, pierdan cuidado, es sobre el plato de fish and cheaps. Pescado frito y rebozado con patatas.