Juan Cadabón asegura que la caja azul prueba de forma inequívoca que el barco, cuando fue apresado, iba a una velocidad de 8 nudos, algo que ya de por sí imposibilita el trabajo de un arrastrero. Era el día 11 de octubre, a las 0.40 horas, cuando la patrullera de la marina senegalesa entró en el barco, que regresaba de faenar en aguas de Guinea Bissao, donde tiene licencia de la Comunidad Económica Europea el barco.

- ¿Cómo fue abordado el barco?

- Sin previo aviso. Mandé parar la embarcación y una zodiac de la marina senegalesa entró por un costado que estaba abierto, por el que entraron 4 soldados. Después de un rato abajo decidieron subir al puente y me pidieron si podían sacar fotos en cubierta y les dije que sí. Poco después me sacan un parte de infracción que querían que yo firmara. Me decían que estaba faenando sin autorización.

- ¿Y qué hizo usted?

- Les dije que era mentira, que iba navegando rumbo a Dakar a 8 nudos de velocidad y que eso era demostrable por la caja azul de abordo. Ellos me dijeron que esto era Senegal y yo me negué a firmar, porque era mentira. Pero el observador me dijo que firmara y que hiciera constar que no estaba de acuerdo, que no reconocía la infracción. Es que nosotros veníamos con todo recogido, las redes estaban en cubierta.

- ¿ Cómo vio las audiencias públicas que se celebraron?

- Ellos no tenían nada contra mí. Lo que no entiendo es porque no hacen caso a las pruebas que nosotros aportamos, como la velocidad a la que regresábamos a puerto o la caja azul. Aquí no hay ley. Pero Senegal pertenece al mundo, digo yo, no pueden hacer lo que quieran. Yo le dije a la casa armadora que no pagara nada por mí. Ya le dije que si algo tengo es al armador, que siempre estuvo ahí.

- ¿Qué tal de salud?

- -No estuve bien. Al principio me resentí de la operación que tuve de hemorroides internas y sangraba bastante. Fue en ese momento cuando me dirigí al cónsul en Dakar para que pidiera mi documentación a las autoridades senegalesas y me dejaran salir del país para ser atendido. Le dijeron que no, que ellos se hacían cargo de mi salud. Me dieron pastillas hasta que decidí dejar de tomarlas. Después mi salud mental se resintió. Hubo un momento en el que no quería salir del barco para nada y estuve 15 días sin comer, a pesar de que contaba con un cocinero senegalés en el barco; solo bebía agua.

- ¿Por qué echa gran parte de culpa de todo lo que pasa a la consignataria?

- A ellos no les interesó solucionar el caso. Se empeñaron en llevarlo sin hablar conmigo ni con el armador. Siempre nos decían que las alegaciones las hiciéramos por escrito.

- También parece que tiene algún recelo con el cónsul español en Dakar.

- Le pedí que me sacara de aquí. Pero me dijo que no podía, que había que seguir el proceso legal. Pero yo pienso que sus superiores no estaban interesados en que se armara mucho jaleo con todo esto. Todo eran buenas palabras pero siempre me denegaban la documentación que me permitiría marchar de Dakar.

- ¿Por qué cree que se mantuvo todo esto tan en silencio?

- No les interesaba el ruido, la presión mediática que podría haber. Hay muchos intereses en Senegal para que no se arreglara. Yo asumo que ante el armador y ante las autoridades el responsable soy yo. Pero si puedo presumir de algo es de armador. Otros me dejarían abandonado. Esta gente tiene mi apoyo siempre.