La división entre la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), mayoritaria en el sector, y Cerqueiros Galegos, de intereses contrarios, es cada vez más tensa. Integrantes de estas dos organizaciones se enzarzaron el jueves en el puerto de A Coruña en una disputa por las descargas de jurel a la que llegó a acudir la Guardia Civil y a punto estuvo de llegar a los tribunales, aunque finalmente todo quedó en una discusión y los agentes del instituto armado no llegaron a intervenir. El enfrentamiento se originó después de que los armadores de Acerga decidiesen pactar una rebaja de los topes diarios de capturas -de 600 a 400 cajas de jurel- para mejorar los precios de venta de esta especie. Dos embarcaciones de Cerqueiros Galegos, Nuevo María Javier y Río Novo, ambos con base en Portosín, regresaban de la costera de la anchoa en el Cantábrico y atracaron anteayer en muelle coruñés cada uno con la pretensión de descargar 600 cajas de jurel. Los armadores de estos barcos aseguran que los integrantes de Acerga les impidieron descargar su producto y los amenazaron, pero fuentes de la asociación mayoritaria afirman que se limitaron a exigir que "respeto" a los acuerdos del sector, anrte lo que obtuvieron una negativa.

Las cuotas de jurel se reparten de forma individual, por lo que no existen límites oficiales de capturas, aunque la propia flota las acuerda para regular la pesquería y mantener unos precios que hagan la explotación rentable. Cerqueiros Galegos asegura que Acerga no notificó su acuerdo, aunque el portavoz de la asociación mayoritaria, Andrés García, lo desmiente. "Se avisó por teléfono al resto de asociaciones y, en concreto, hablamos con uno de los armadores con los que hubo problemas [Óscar Carreño] ", argumenta García, que niega, no obstante, que ese aviso "disculpe" el comportamiento de ambas partes. "Estas no son formas, tenemos que moderarnos, todos pescamos en el mismo mar y esta tensión no beneficia a nadie", afirma.