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La insólita "desaparición" de una especie

La "desaparición" del calamar en los océanos alerta al sector y dispara los precios un 125%

Todas las variedades del cefalópodo están bajo mínimos desde Perú hasta el Índico -Las empresas acuden o Holanda o California para abastecerse -El kilo cuesta un 125% más

Desde Perú a Argentina e Islas Malvinas; desde China a India pasando por Vietnam y Tailandia; el corsé africano de Senegal, Mauritania, Namibia y Sudáfrica; los exóticos mares de México, Estados Unidos y Holanda. Todos estos países son exportadores de alguna de las quince especies de calamar, pota y potón que nutren las plantas de procesado de las pesqueras gallegas. En todos los caladeros se ha esfumado este cefalópodo, que forma parte del catálogo de productos -o es su principal negocio- de la industria local. "Nunca había visto algo igual. Es prohibitivo". Mercedes González, de la compañía frigorífica Rosa de los Vientos, en Marín, asegura que en el mercado horeca (hoteles, restaurantes y catering) están dejando de comprar el producto al quedarse sin márgenes. "Se queda para los gourmet, a los restaurantes les conviene poner mejor ahora una tapa de callos que de calamares".

Hay quien atribuye este fenómeno a El Niño, que ha elevado en hasta ocho grados la temperatura del océano en el Atlántico Sudoccidental (Uruguay, Argentina y Malvinas) y el Pacífico Sureste (Perú), pero que no explicaría la ausencia de la especie en los demás caladeros. Giuseppe Mellino, gerente de Congelados Maravilla, encargó en noviembre tres contenedores de Tailandia. Normalmente se llenaban en tres días; ahora no se fletarán a Vigo hasta junio. "No hay". El calamar parece estar jugando al escondite y los datos son elocuentes. En enero y febrero Galicia importó cefalópodos -excepto pulpo- por 37 millones de euros, cuando en 2015 se había gastado casi 169,5 millones. La consecuencia para las exportaciones es evidente: han caído un 51%, al pasar de los 70 millones del año pasado a los 34,8 de 2016.

"Antes de vender fuera tratas de abastecer a tus clientes de aquí y tus tiendas", constata Mellino. Italia, principal estómago de los productos procesados de calamar, pota y potón hechos en Galicia, ha sufrido el recorte al adquirir un 52,5% menos respecto a hace un año. "La verdad es que es sorprendente", asiente un armador de O Morrazo con barcos en Malvinas, donde en lo que va de año las capturas se han reducido un 99%, de acuerdo a los datos aportados por la viguesa Interatlantic, la mayor comercializadora (trader) pesquera de España. Las empresas proveedoras, ya sea de grandes industrias o de firmas más pequeñas o de restauración, se ven obligadas a recurrir a mercados nuevos para abastecerse de calamar.

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El calamar de Malvinas costaba antes de esta alerta 2.900 euros la tonelada, y el último flete que adquirió Rosa de los Vientos lo pagó a 6.500. Otra proveedora de Vigo importó hace un año un contenedor a dos euros el kilo procedente de la misma zona, y pedían por uno nuevo -no lo compró- 7,2 euros por kilo. Una situación similar a la del potón (dosidicus gigas), una especie de calamar gigante que se vende en dados o sirve para hacer anillas congeladas o rebozadas. Normalmente cuesta 0,8 euros el kilo, pero hoy se paga a 1,60. "Cuando hay mucha cantidad baja el precio y caen los márgenes, pero el problema ahora es que no hay kilos, no hay", repite Mercedes González.

La alternativa es buscar otros caladeros y, si los conoce menos gene, mejor. Así trabaja Luis Cabaleiro (Interatlantic), que es proveedor de firmas como Pescanova o Fandicosta. El frigorífico marinense ha optado por Mauritania -conoce el país al ser comprador habitual de pulpo- y, sorprendentemente, por Holanda. Se han adquirido en dos meses calamares por 130.000 euros en este país, un 114,3% más que hace un año. Pero la verdadera sorpresa la ha dado Estados Unidos, que figura como el país que más cefalópodos vendió a Galicia en los dos primeros meses del año, con un 20,6% sobre el total.

En Congelados Maravilla están trabajando también con calamar de California, "que cuesta algo menos". En 2015, y en las mismas fechas, habían arribado a Galicia productos por 1,15 millones (que era más cantidad al ser más económico), pero este año se dispararon hasta los 7,8 millones. Solo de la especie loligo pealei, Estados Unidos vendió a Galicia 277 toneladas en lo que va de año (el año pasado no se había comprado ninguna). Otra opción es Sudáfrica, donde el loligo reynaudi (o calamar de Cabo Esperanza) es más grande, pero que también ha elevado su precio un 40% ante la elevada demanda.

Una "situación sin precedentes" para una especie con "extraños" ciclos de reproducción

  • Interatlantic es una referencia en España en la compraventa de productos pesqueros por todo el mundo, y considera que sí existe una "alerta" por la "escasez global" de la especie. "Puede decirse que nos encontramos ante una situación sin precedentes caracterizada por la falta de capturas de prácticamente todas las especies de pota y calamar", sostiene la firma que dirige Luis Cabaleiro. La ausencia de stock -es una especie que se mueve en enormes bancos- se ha detectado también en el dosidicus gigas (Perú) y el todarodes sagittatus (Namibia), donde firmas como Profand, la propia Interatlantic, Marfrío, Iberconsa, Pescanova o Pereira tienen plantas de elaboración.Pero otros expertos en el sector restan dramatismo a la situación al asegurar que el calamar y la pota tienen "extraños" ciclos de reproducción y por eso "hay dos o tres años malos y después otros muy buenos". La estadística muestra que 2015 fue un año de buenas capturas, pero no sucedió lo mismo en 2014, 2013 y 2012. "Cuando hay poco sube el precio y ganan más las pesqueras, y cuando bajan venden más, así que en realidad se mantienen los beneficios", asegura este armador, que conoce de primera mano el sector extractivo de Argentina. "El problema -continúa- es que no hay un acuerdo para regular el " para impedir que las oscilaciones en las capturas repercuta de forma directa e inmediata en la industria de elaborados.

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