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Innovación en la industria conservera

Anfaco busca superar la competencia de Asia con ocho nuevas unidades de investigación

-El centro tecnológico del campus, estrenado el viernes, cuenta con 11 áreas de desarrollo -"Tiene que ser una revolución para la conserva", explica el secretario general, Juan Vieites

El centro está situado al lado de la sede de Anfaco en el campus de la Universidad de Vigo. // Marta G. Brea

El principal enemigo de la conserva española y, por ende, gallega, es la competencia asiática. Las empresas se ven incapaces de combatir contra la mano de obra empleada en estos países, por lo que la industria se ve obligada a innovar para intentar mantener e incrementar su cuota mercado de otra forma. Ese es el espíritu con el que nace el Cytma, el nuevo centro tecnológico de Anfaco-Cecopesca que integrará un total de 11 unidades de investigación, ocho de ellas nuevas, con las que llegarán a todos los aspectos mejorables que rodean al sector. Según el secretario general de la patronal, Juan Vieites, las nuevas instalaciones estrenadas el viernes "tienen que significar una revolución para la conserva". Para ello, allí habrá un total de 91 profesionales que indagarán en temas tan diversos como la microbiología, la biofarmacia o la acuicultura.

En total, este centro de tecnologías avanzadas de investigación para la industria marina y alimentaria situado en el campus de la Universidad de Vigo cuenta con tres plantas, bajo y sótano. Ha contado con 8,5 millones de euros de inversión, tiene 5.800 metros cuadrados de superficie y el equipo humano será multidisciplinar. "Es fundamental apostar por la innovación tecnológica. Tenemos que desarrollar nuevos productos y preparados diferentes a los que hacen otros, dándoles además más valor añadido", señala Vieites. Agrupados por departamentos "con interacción entre todos ellos", la distribución es la siguiente:

| Sótano y planta baja. En el sótano y la planta baja se instalará la planta piloto, que tendrá los sistemas más modernos y las tecnologías más sofisticadas de proceso y conservación de alimentos, así como equipamiento para la valorización de los subproductos. "Contamos con una máquina hiperbárica que vale un millón de euros. Es la segunda, junto con la que tenemos en la unidad mixta con Jealsa en Porto do Molle", añade Vieites.

En esta zona del edificio también habrá una cocina industrial y una sala de acuicultura dotada de tanques e instalación apropiada para cultivos acuícolas experimentales con los que mejorar la genética, control y diagnóstico de patógenos o dietas. Junto a esto habrá disponibles cámaras de refrigeración, congelación e incubación.

| Primera planta. El primer piso tendrá cuatro unidades. A la ya existente físico-química se sumarán la de contaminantes industriales y procesos tecnológicos, para minimizar contaminantes orgánicos e inorgánicos; la de tecnología biofarmacéutica y la de tecnología NIR, que según Vieites es la más avanzada en calidad alimentaria para analizar materias primas y productos.

Junto a estas unidades estarán la sala de catas para nuevos productos y un laboratorio para investigar sobre nuevos posibles envases.

| Segunda planta. Dos nuevas unidades se unen a la ya existente de microbiología (análisis de alimentos, instalaciones y materias primas) en la segunda planta. Por un lado estará la de detección y cuantificación de ficotoxinas y otros tóxicos para la detección, mitigación y alerta de toxinas marinas que afectan a los moluscos. Por otro, la unidad de control toxicológico y evaluación de actividad biológica, que investigará la actividad de diferentes moléculas e ingredientes de interés para la industria.

En esta planta estarán también los animalarios para bioensayos y una gran sala con equipamiento avanzado.

| Tercera planta. La ya existente unidad de biología molecular será mucho más avanzada en la tercera planta del Cytma. Allí estará con la de virología (estudio de patologías víricas en la acuicultura) y las de nuevos procesos para valorización subproductos alimentarios (para obtener sustancias de interés de los descartes pesqueros) y la de fermentación y cultivo celular masivo (donde se obtendrán enzimas y se desarrollarán sustancias de interés para el sector).

La colaboración de estas dos última permitirá sacar alimentos de diferentes formatos y adaptados a consumidores con patologías particulares o demandas nutricionales concretas.

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