La decisión de Bruselas de dar este paso para la prohibición del arrastre nace de las presiones externas que recibe de un lobby conservacionista. Según las fuentes consultadas por este periódico, la mayor presión nace de la ONG estadounidense PEW, que busca la prohibición del arte a cualquier profundidad, lo que afectaría, por ejemplo, a toda la flota de Gran Sol.

Mientras el sector se agarra a un clavo ardiendo y defiende su posición a capa y espada con los datos científicos en la mano, las semanas pasan y la prohibición está cada vez más cerca. Mientras, la patronal europea, Europêche, se reunión con la Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca de la Comisión Europea (CE) para manifestarle su oposición a la propuesta.