Tailandia ha regularizado la situación de unos 70.000 trabajadores extranjeros de su industria pesquera, entendido como un esfuerzo del Gobierno para evitar las serias consecuencias que implicaría un posible embargo de la Unión Europea (UE) a las exportaciones de productos de la pesca. De ellos, 50.000 trabajaban en plantas de procesado. El Gobierno revocó los registros de unos 8.000 buques pesqueros en el último año.