El sucesor de Cristina Fernández Kirchner al frente del Gobierno argentino, Mauricio Macri, pretende convertir al país en "el supermercado del mundo". Y para ello necesita ser competitivo, para lo que ha decidido eliminar los impuestos que gravaban las exportaciones de los productos pesqueros, además de hacer lo mismo con los que afectaban a productos del campo como el maíz, el trigo o la carne de vacuno. "Apenas aterrice de vuelta en la ciudad de Buenos Aires, voy a firmar el decreto por el cual la Argentina pasa a tener retención cero a las exportaciones regionales", anunció el nuevo inquilino de la Casa Rosada. Hasta la fecha la Hacienda argentina retenía entre un 5 y un 12% a las compañías pesqueras por la exportación de los productos.
La medida favorece a toda la industria de transformación pesquera gallega, puesto que compañías que no tienen flota se nutren también de las capturas procedentes del país sudamericano. Solo hasta el pasado septiembre Galicia importó 39.743 toneladas de pescado argentino por valor de 137,4 millones de euros. Eso sí, la supresión de todas las retenciones impacta especialmente en las compañías con filiales en Puerto Madryn o Puerto Deseado: Iberconsa Argentina, Pesquera Deseado (Grupo Profand), Argenova (Pescanova) o Fandicosta (Pesquera Cruz del Sur). Eso sí, el impacto en los balances de las compañías no quedará plasmado en las cuentas anuales de 2015 por falta de tiempo y pese a la relevancia que tienen las capturas de gambón, pota o merluza.
A principios de noviembre el Ejecutivo de la ya expresidenta decidió suavizar las tasas a la exportación, sobre todo al sur del país (provincias de Chubut y Santa Cruz). Entonces se comprometió a devolver entre un 8 y un 11% del valor de los productos exportados. El gravamen cero establecido ahora supondrá la consiguiente reducción de la carga fiscal y un menor trámite con la Hacienda argentina (AFIP). El país, con un caladero muy rico en pota, langostino o merluza exporta prácticamente la totalidad del pescado ya que el consumo per capita apenas llega a los cinco kilos, por los más de 30 de España, por ejemplo. La supresión de este impuesto era una de las reclamaciones históricas del sector.
Argentina, uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, gravaba con una tasa del 23% las exportaciones de trigo, que en el caso del maíz era del 20%, del 15% en el de la carne de vacuno y del 35% en el de la soja.
En el caso de la soja, la retirada del impuesto será gradual, pasando en principio del 35% al 30%, mientras que para el resto "pasa a ser cero por ciento, incluyendo el trigo, el maíz, el sorgo, la pesca y la carne", explicó el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile.
