Los armadores del Capricho Cambados y del Capricho de Persebellos, dos barcos de cerco pertenecientes a una misma compañía, se encontraron esta semana con todas sus redes quemadas, supuestamente con ácido. Un sabotaje que Óscar Trigo, patrón de uno de los buques e hijo de una de las socias armadoras, vincula directamente con el largo conflicto en el que está inmerso el sector por el reparto de las cuotas de pesca para 2016. En el caso del puerto de Cambados, los dos Caprichos están saliendo a faenar, al igual que otras cuatro o cinco embarcaciones del cerco, mientras que otra media docena que pertenece a la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) y lleva tiempo parada como medida de protesta ante un reparto de capturas pesqueras que consideran que llevará a la ruina al sector gallego.

Sobre esto, Óscar Trigo manifestó ayer que "si yo salgo a trabajar es por necesidad, tengo hijos... A quien tienen que pedirle responsabilidades es a quien tiene el poder de arreglar los problemas, y no a mí". Añade que "lo que me dieron a mí (en alusión a las cuotas de pesca para 2016) es lo que me corresponde por mis ventas. Si otros no pueden justificar las ventas no es por culpa nuestra".

Los dos Caprichos están atracados juntos, frente a la nave de las rederas, en el puerto de Tragove, y tenían sus aparejos en el muelle. La tripulación del Capricho Cambados se percató de que le habían quemado los aparejos el martes, cuando algunos de ellos fueron a hacer hielo para el barco. Los del Capricho dos Persebellos se percataron del sabotaje sobre las 21.00 horas del miércoles, cuando estaban faenando en el mar. Así, un marinero relata que se dieron cuenta al quitar los paños con los que cubrían las redes grandes para preparar éstas para pescar.

Una unidad de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cambados se desplazó a media mañana de ayer hasta el puerto para buscar pruebas que permitan esclarecer los?hechos. Entre tanto, los marineros trabajaban en el muelle intentando arreglar en la medida de lo posible las redes quemadas.

Tanto los armadores como los marineros están muy afectados por lo sucedido. Así, Óscar Trigo afirma que los aparejos quemados cuestan más de 60.000 euros, "y además hay que tener en cuenta el tiempo que vamos a estar sin trabajar. Esto es una desgracia que afecta a 24 familias de Cambados". El cerco gallego está inmerso en un largo conflicto, con los marineros de Acerga acampados en Santiago desde hace casi dos meses y la mayoría de la flota parada. Durante este tiempo ha habido diversos contactos políticos, pero por el momento ninguno cristalizó. En cuanto a sabotajes, ya se produjeron otros en el sur de Pontevedra.