La toxina parece dar un respiro a los productores de mejillón de Galicia. La progresiva reducción de las células tóxicas, y la consiguiente reapertura de bateas de cultivo, permite que el mejillón vuelva a introducirse con fuerza en los canales de distribución, aunque esto no significa, ni mucho menos, salvar otro año que puede considerarse desastroso para los intereses de productores, transformadores y comercializadores.

A estas alturas ya hay en Galicia más polígonos abiertos (31, el 60% del total)) que cerrados (20), lo que permite retomar el abastecimiento y, sobre todo, empezar a satisfacer las demandas de cocederos y conserveras, que llevaban meses "de brazos cruzados", como los propios bateeiros.

En la ría de Arousa, con un par de docenas de polígonos, están todos operativos en la actualidad, a excepción de los cuatro de O Grove; mientras que las rías de Ares-Betanzos y Muros-Noia tienen abiertos absolutamente todos sus polígonos, es decir, dos y cuatro, respectivamente.

La situación más difícil es la de los bateeiros de la ría de Pontevedra, donde continúa prohibida la extracción de moluscos bivalvos cultivados en los viveros flotantes de todos sus polígonos (8), al igual que están cerrados el único de Baiona y el existente en aguas de Corme y Laxe.

En cuanto a la ría de Vigo, puede hablarse ya de una situación, cuando menos, estabilizada, ya que los bateeiros disponen de seis polígonos cerrados y otros tantos abiertos.

Así pues, el mejillón gallego vuelve de nuevo a estar en los mercados en cantidades importantes a pesar de que las autoridades sanitarias francesas -a las que España no deja de pedir explicaciones- mantienen activa la alerta sanitaria que abrieron hace ya unos meses después de que se registraran setenta intoxicaciones por consumo de molusco.

Francia, como defendió la Xunta en numerosas ocasiones, nunca aportó pruebas de que se tratara de mejillón gallego, sino todo lo contrario. Hay que recordar que Holanda retiró en la misma época mejillón salido de su país que sí estaba contaminado. Sea como fuere, la burocracia francesa no parece capaz de evitar que el mejillón de Galicia salga adelante.