Los productores de mejillón gallegos han hecho cosas mal a lo largo de la historia, y quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Puede reprochárseles el enfrentamiento permanente y la falta de capacidad para unirse y remar en la misma dirección. Pero ese mismo sector se ha convertido, por méritos propios, en uno de los motores económicos de Galicia, y mal que le pese a los franceses, alemanes, chilenos o a quién le pete, el mejillón gallego tiene más calidad y ofrece más garantías que ningún otro, pues para eso está el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar).

Dicho esto, que los franceses vuelvan a la carga por enésima vez, con las acusaciones de siempre sobre presuntas intoxicaciones causadas por molusco gallego supuestamente contaminado, solo puede producir los mismos síntomas que dicen haber padecido ellos. Nadie debe jugar así con los intereses del mejillón de Galicia ni de los gallegos. Nadie puede tratar de manipular al molusco ni los bateeiros de este modo. Si Francia tiene pruebas de que en ese país se consumió mejillón tóxico primero tiene que demostrarlo, y después debe determinar su procedencia, sin margen de error posible, para de este modo castigar a los responsables, tanto si son bateeiros como depuradores, transportistas o políticos. Pero hacer lo que hacen habitualmente los franceses, es decir, acusar a Galicia sin pruebas aparentes para ello, es como preguntar después de haber disparado.

¿Por qué las intoxicaciones, si es que son intoxicaciones, solo se producen en Francia? En Galicia hubo dos recientemente, pero fueron debidas a la adquisición de producto al margen de los cauces reglamentarios, y eso no debe hacerse jamás. No es que los dos intoxicados tuvieran su merecido, pero pudieron haberlo evitado. ¿Es normal que se vendan 250.000 toneladas anuales de molusco dentro y fuera de España y solo tengan diarrea los franceses? Pues claro que no, como tampoco es lógico acusar directamente al mejillón gallego cuando resulta que los holandeses decidieron retirar voluntariamente su producto del mercado francés y del belga tras detectar que estaba afectado por las mismas biotoxinas. ¿Por qué creen los franceses que el culpable era el molusco de Galicia y no el de Holanda?

Son muchas las preguntas cuyas respuestas dejan en evidencia este ataque gratuito al mejillón de Galicia. Pero de todo se aprende, incluso de las presiones de terceros países. Y el sector mejillonero gallego, tarde o temprano, acabará aprendiendo de este tipo de situaciones y se dará cuenta de que unido será mucho más fuerte y menos vulnerable a los dimes y diretes de los franceses. ¿O no?