Las prospecciones petrolíferas son habituales en las costas europeas y también en las irlandesas, donde opera la flota gallega y española de Gran Sol, junto con la local u otras comunitarias. Y los patrones y tripulantes están acostumbrados a que durante unas semanas algún área marina sea afectada por el trabajo de buques sísmicos que sondean los fondos marinos, por lo que conocen bien el protocolo de alejarse de la zona para no interferir ni verse afectados por estas actividades. Sin embargo, este año, las indagaciones adquieren unas condiciones que han llenado de preocupación a la flota gallega.

Y es que, según señaló a este diario Hugo González, el responsable de Anasol -la asociación integrada en la Cooperativa de Armadores de Vigo que agrupa a la flota de Gran Sol de Vigo y Marín, la más numerosa de España-, en esta ocasión el área de prospección es mucho más grande de lo habitual y también de una duración inusual, casi seis meses, desde mediados de abril hasta octubre.

En concreto, señaló González que se trata de una enorme área marina de 7.000 kilómetros cuadrados, donde se incluye la zona conocida como banco de Porcupine (área pesquera VIIc, en la clasificación del Consejo Internacional para la Exploración del Mar, Ciem), que se sitúa al oeste de Irlanda y donde la cigala es la especie de mayor interés para la flota gallega.

Pero, además, lo llamativo de esta campaña es su duración, desde abril hasta octubre, ya que después de Porcupine, en verano, las actividades de prospección se trasladarán más al norte hasta la cercana zona marina y pesquera conocida como Rockall (VIb), según el anuncio realizado a la propia flota que faena en la zona por la compañía responsable de las prospecciones, Sinbad Marine Services LTD.

El mismo anuncio insta a los barcos que transiten por esas zonas y, en especial a los pesqueros, a que se alejen y estén especialmente atentos a estas actividades. La normal habitual en estos casos es que el alejamiento sea de dos millas.

La flota de Anasol, señala González, entiende que las investigaciones petrolíferas autorizadas por las autoridades irlandesas son inevitables aunque el sector cuestiona que "se realicen sin tener en cuenta para nada la actividad pesquera, que también es una actividad económica importante". Asimismo, se interpreta que "aunque todos sabemos que para todos los gobiernos la búsqueda de combustible es siempre prioritaria, habrá que hacer estos estudios conociendo el impacto que pueden tener en la pesca y en los recursos marinos porque estamos cansados de escuchar del impacto de la pesca pero nadie parece preocuparse de lo que estas actividades, en las que se usan tecnologías con ondas para estudiar los fondos provocan en los recursos, que tal vez escapan de la zona".

Ante tal situación, Anasol se ha dirigido al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y, en concreto, a la Secretaría General de Pesca, para trasladarle la preocupación del sector ante estas actividades, que van a condicionar "mucho tiempo y en un área demasiado grande" la actividad de la flota gransolera.

"Sabemos y respetamos que las autorizaciones para estas prospecciones las dan los gobiernos y por eso entendemos que el nuestro debería interesarse ante el irlandés o incluso ante la Unión Europea por unas actividades que para nada tienen en cuenta a la flota pesquera, a la que simplemente se le comunica que hay un área de actuación de buques sísmicos ya delimitada, de la que debe apartarse, sin más, y creemos que alguien debería defender los intereses de los pescadores", concluyó González.