El Santa Ana permanece hundido apoyado por la zona de proa en el fondo marino, junto al peñasco conocido como La Corberona, a escasos metros de la isla La Herbosa. El pesquero abanderado en Portugal se encuentra en una posición completamente vertical, con la popa enganchada al fondo y a unos treinta metros de profundidad. La eslora del buque mide unos treinta y cinco metros y el arqueo es de 199 toneladas.

De la embarcación sólo es visible la proa, adornada con un escudo de Portugal, y cuando la marea está baja. Cuando la marea está alta prácticamente no se aprecia nada del pesquero, que embarrancó en la madrugada del lunes frente a Peñas con nueve tripulantes a bordo, y que inicialmente quedó semihundido.

En la superficie también se aprecia una maraña de redes (el arrastrero llevaba desplegado el aparejo, de un kilómetro de longitud) y varias boyas de color amarillo.

Nada más se sabe del estado del buque, construido en 1980 en Figueira da Foz (Portugal) pero dotado de los últimos avances tecnológicos. Las fuertes corrientes, los embates de mar, la nula visibilidad bajo el agua el agua y el balanceo del buque están impidiendo que los buzos que participan en las labores de rescate puedan conocer el estado del casco, el primer escalón para poder avanzar en la operación. Así, se desconoce si el casco del Santa Ana permanece entero, si está enredado en el propio aparejo, si está plagado de fugas (además de la vía de agua que provocó su hundimiento). Todo son incógnitas.