El sector extractor y comercializador de pescados y mariscos en Galicia hace frente a uno de los inviernos más duros de los últimos 30 años, según destacan representantes de la flota, mariscadores, bateeiros, mayoristas y lonjas.

Todos estos colectivos se han visto perjudicados por la sucesión de temporales y borrascas que, desde finales del mes de diciembre, azotan a la comunidad, con una intensidad y continuación en el tiempo que aseguran que son "atípicas".

Por ello, reclaman medidas de apoyo "urgentes", como las solicitadas por la Federación Gallega de Cofradías de Pescadores, que, en un listado de cinco puntos, resumió las demandas de los profesionales de bajura y del sector marisquero: exención de las cuotas de la Seguridad Social del primer trimestre, líneas de financiación con intereses al 0%, compensación del cese de la actividad para autónomos y trabajadores del mar, pagos fraccionados en las tasas portuarias y regeneración de los bancos marisqueros.

Desde Burela, en A Mariña de Lugo, una de las comarcas más castigadas por los fuertes vientos y el oleaje, su patrón mayor, Basilio Alvarez, asegura que en 30 años no recuerda algo así. "Hay condiciones excepcionales en estos temporales", subraya.

En su puerto hay 28 embarcaciones de artes menores, dos de cerco, una de palangre y una de volanta y "todas están fastidiadas". Por afectar, el mal tiempo llegó a ocasionar pérdidas al arrastre, que faena en el caladero del Cantábrico Noroeste, puesto que estos buques, de mayor tamaño, tuvieron que quedar amarrados más de seis días y alguna "pudieron salir, pero de mala manera".

"El miedo después de tanto tiempo es ver cómo van las artes, porque, por ejemplo las nasas del pulpo, están en el agua", advierte Alvarez. Ségún explica, al comienzo de esta semana, un marinero aprovechó una tregua del tiempo para acercarse a observar la situación, y lo que constató fue que la cuerda de sus riceiros --así se denomina en esta zona al grupo de entre 25 y 40 nasas-- "no servía para nada". La reparación le costará entre 250 y 300 euros por riceiro.

Ya en la Costa da Morte, en A Coruña, Manuel Martínez, el patrón mayor de Fisterra, puerto de 87 embarcaciones de bajura, comenta que "la gente no gana, no ingresa nada" desde hace casi dos meses, y que "pese a todo hay que pagar la Seguridad Social". "Ya nos contestaron que 'hasta luego, Lucas", ironiza sobre la petición de exonerarlos de este pago.

Por su parte, el responsable de la cofradía de Ribeira, Antonio Pérez, señala que "solo pueden salir los que faenan al lado del muelle", para capturar marisco y si acaso pulpo, de una flota de artes menores compuesta por 400 barcos.

Difícil contratar un seguro

Los patrones mayores consultados coinciden en señalar la dificultad de contratar una póliza para protegerse de circunstancias como las que ahora afrontan debido a que las compañías establecen unos requisitos --olas que superen una determinada altura o vientos de una intensidad dada durante X días-- que, en la práctica, es complicado que se cumplan.