"Hoy es uno de los días más felices para la pesca española en los últimos meses". Así resumió el presidente de la patronal Cepesca, Javier Garat, una jornada de buenas noticias para el sector en Galicia. El pleno de la Eurocámara fue ayer el pulmón de la flota de arrastre gallega, que se enfrentaba a la prohibición de este arte de pesca de forma progresiva en dos años a profundidades de más de 600 metros, una de las iniciativas estrella de la comisaria Maria Damanaki. Las redes de arrastre y enmalle de fondo podrán seguir utilizándose durante cuatro años, periodo durante el cual se revisará el estado de los ecosistemas donde se utilizan. De este modo el pleno de Estrasburgo refrendó el acuerdo político alcanzado por la Comisión de Pesca, que precisamente abogaba por establecer un plazo más cómodo para la flota. No se prohibe el arrastre, en definitiva, y en un lustro se volverá a evaluar el impacto de estas redes en el ecosistema marino.

Con la prohibición casi inmediata del arrastre se ponía en riesgo la viabilidad de 300 buques españoles (la inmensa mayoría gallegos), 2.500 empleos directos y pérdidas de hasta 800 millones a largo plazo. Con las redes de profundidad, y de haber prosperado la intención de Damanaki (y algunos eurodiputados), se habría impactado de lleno en las tres únicas especies relevantes para las que los barcos gallegos de Gran Sol tienen cuota: gallo, rape y merluza. Esta directiva, como alertó Carmen Fraga (PP) incluso se podría haber extendido a aguas de NAFO. La intención de la comisaria y los grupos ecologistas era de establecer una profundidad máxima para el arrastre y el enmalle de fondo de 600 metros, cuando algunos bancos de merluza (que no es una especie de aguas profundas) se encuentran a 800 metros de profundidad.

El resultado de la votación fue un varapalo para la comisaria de pesca y los ecologistas. Ahora se ha decidido que la CE realice un estudio de las áreas más vulnerables respecto a la conservación del ecosistema con el fin de fomentar la sostenibilidad. Se respetará la llamada huella del arrastre (zonas donde ya se faena con este arte de pesca), no se faenará en zonas con corales y se determinará qué especies están en peligro. Pero para esto habrá tiempo y medios, un aspecto vital teniendo en cuenta que 105 de las 195 áreas de pesca en zona comunitaria no están estudiadas y se desconoce, por tanto, el estado de los stocks.

La votación dejó ayer en evidencia al ponente de este informe -del grupo socialista-, Kriton Arsenis, al que Fraga tachó de "traidor". De inicio había garantizado apoyar la propuesta de la Comisión de Pesca (sin prohibición a dos años). Pero a última hora -según los corrillos del parlamento por la presión de los lobbies medioambientalistas- Arsenis y algunos eurodiputados volvieron a la propuesta de máximos y apoyaron la supresión del arrastre. Este cambio de rumbo fue considerado ayer por la eurodiputada gallega como una "falta de lealtad". Ganó la opción de retrasar a cuatro años cualquier prohibición del arrastre o enmalle de fondo por solo nueve votos.

Incluso el socialista Antolín Sánchez Presedo tuvo que arremeter contra su propio compañero de grupo (la situación fue tan estrambótica que Arsenis, al apoyar la propuesta de máximos, acabó votando contra su propio informe). "Ha perdido el rumbo", lamentó Presedo. "Los compromisos se basan en la confianza, estoy muy decepcionado", zanjó. Los socialistas de España, Portugal, Francia e Italia votaron contra la prohibición del arrastre.

A la votación también asistió el secretario general de Pesca, Carlos Domínguez, que no ocultó su satisfacción. "Si la cara es el espejo del alma, ya se ve que hoy es un gran día para el sector", exhortó el presidente de la Comisión de Pesca, Gabriel Mato. Este acuerdo debe pasar ahora al Consejo de Ministros.