"El software que están utilizando las cofradías es totalmente anacrónico, pues se basa en herramientas de la década de los 90". Así lo afirma Ignacio Castro, secretario-gerente del pósito de Muxía que ha desarrollado una aplicación informática que se va a ir implantando progresivamente en las cofradías gallegas y cuyo objetivo es facilitar sustancialmente la gestión económica de las entidades y abrir nuevos canales de comunicación entre los pescadores, los pósitos y los comercializadores de pescados y mariscos.

La aplicación, que es en realidad un paquete de 12 programas, se denomina Dor, y se presenta oficialmente este sábado en un acto al que acudirá la conselleira de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana. La Federación Galega de Confrarías la va a implantar ahora de manera experimental en un pequeño grupo de pósitos, entre los que se encuentra el de Cambados.

Esta herramienta informática posee múltiples ventajas para el día a día de las cofradías, en palabras de su creador. Así, permite hacer desde un cálculo de costes del hielo que venden algunos pósitos, hasta un área para que sea el propio personal de las cofradías quien liquide los impuestos de la entidad, lo que les evitará depender de asesorías fiscales externas, con el consiguiente ahorro económico.

Asimismo, incluye herramientas para que los marineros y mariscadores pueden hacer trámites desde su ordenador para los que ahora mismo tienen que acudir en persona a las oficinas, como imprimir facturas, conocer el precio que obtuvo en la lonja su pescado el día anterior o enrolar en su embarcación a un nuevo pescador.

Ignacio Castro explica que la idea de desarrollar esta nueva herramienta informática surgió de una reunión celebrada en Muxía en 2009 entre altos cargos de la Consellería do Mar -entre ellos el actual secretario general, el vilagarciano Juan Maneiro- y de la Federación Galega de Confrarías, que preside el cambadés Benito González. En esa reunión quedó de manifiesto que las aplicaciones informáticas con las que estaban trabajando los pósitos se habían quedado obsoletas, e Ignacio Castro se ofreció a desarrollar una aplicación que enmendase este atraso tecnológico. Además, se ofreció a hacerlo sin cobrar nada a cambio.