Catorce meses sin poder faenar, amarrados a la espera de una solución en Bruselas para volver a Mauritania que ya no va a llegar, al menos en el corto plazo, y con un saldo de media docena de barcos ya desguazados, otros dos o tres casi decididos a iniciar el mismo camino, uno vendido a Irán y sin acuerdos pesqueros de la Unión Europea que permitan la vuelta a la actividad.

Ante tal panorama y a falta de alternativas para la vuelta inmediata al mar por un acuerdo pesquero de la Unión Europea con algún país ajeno, la flota cefalopodera gallega busca salidas de futuro, al menos para el más más inmediato, en medio de la desolación por su expulsión de Mauritania -bendecida el martes por el Parlamento Europeo- pero en muchos casos con la firme decisión de no arrojar la toalla.

Es así que desde la propia flota ya se avanza que en pocos días varios barcos -al menos media docena, según fuentes del sector- abandonará su amarre para buscar la actividad gracias a licencias privadas que ya exploran en caladeros como Guinea Conakry, donde ya están faenando tres buques. Mientras, algún barco podría también intentar conseguir una licencia privada de pesca en la cercana Gambia, donde pescan en la actualidad otros dos cefalopoderos gallegos, aunque no pertenecían a la flota expulsada de Mauritania. Y, sin abandonar el continente africano, desde el propio sector se señala que algún barco tantea ya las posibilidades de recuperar la actividad en Angola.

En paralelo y lo mismo que ya ha hecho un barco, uno o dos más se disponen a cruzar el Atlántico en dirección a Malvinas para intentar mantenerse en la faena, aún a sabiendas de las dificultades de ese caladero para barcos de menor porte que los habitualmente desplegados en esas aguas.

Mientras, la posibilidad de explotar las posibilidades de pesca -cinco licencias- que concede el acuerdo entre la UE y Marruecos para estos arrastreros que hasta ahora se ocupaban en Mauritania parece aún lejana y ello porque el pacto entre Bruselas y Rabat dirige a esos cinco barcos a una pesca de especies de profundidad (peces y marisco) en una zona no explotada hasta ahora, en una suerte de aventura de cuya rentabilidad se duda en el sector afectado, que tampoco podría capturar pulpo en esas aguas al quedar excluida esta especie del pacto. Es así que, por el momento, esas cinco licencias de pesca más que probablemente no van a ser usadas, en tanto no se modifiquen las condiciones técnicas del acuerdo y ello solo ocurriría una vez entre en vigor el protocolo y la comisión mixta entre la UE y Marruecos se reúna para abordar las mejoras demandadas por la flota, entre ella, la gallega.

Y, precisamente, ayer la conselleira do Mar, Rosa Quintana, aludía al mencionado acuerdo con Marruecos como posible alternativa para los cefalopoderos. Así, Quintana reclamó a la UE y a la comisaria de Pesca, María Damanaki, que tenga en cuenta las peticiones de la flota cefalopodera en la próxima renovación del acuerdo pesquero con Mauritania y la urgió a buscar posibilidades pesqueras en Guinea Bissau, Senegal, Conakry y Marruecos. Los dos dos primeros países son los que suscitan más interés de la propia flota afectada.