El episodio tóxico que afecta a las aguas gallegas es fruto de la introducción en la ría de una ingente cantidad de fitoplancton portador de células que afectan sobre todo a los mejillones cultivados en los viveros flotantes. Pero en los últimos días la situación ha empeorado de manera notable también en los bancos de infaunales, es decir, las zonas de producción de especies que viven enterradas en sustrato, como el berberecho, la navaja, almeja o longueirón.

La situación es tan compleja que a estas alturas hay ya 18 bancos marisqueros paralizados en toda Galicia y solo 17 operativos, casi todos en las Rías Altas.

Lo que sucede es que el grueso de la afección y las intervenciones se sitúan en las Rías Baixas, donde están inoperativas el 75% de las zonas productoras existentes.

Covadonga Salgado, la directora del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), reconoció ayer esta compleja situación y la presencia de una célula mucho más tóxica o perjudicial para el marisco que las habituales. Eso se tradujo en el cierre de catorce bancos marisqueros decretado poco después de las tres de la tarde de ayer.

En concreto, a esa hora se comunicaba desde el Intecmar el cierre de tres bancos marisqueros de la ría de Arousa -los más exteriores-, dos en la de Muros-Noia, lo que supone prohibir totalmente la extracción de infaunales en esa ría, cinco bancos marisqueros de la ría pontevedresa -también afecta a la totalidad de sus zonas productivas- y cuatro bancos de la ría de Vigo, donde solo queda disponible la zona situada en la parte más interior de la misma.

Dicho de otra forma: en Muros-Noia están sus tres bancos marisqueros cerrados, en la ría de Arousa hay tres cerrados y cuatro abiertos -los situados más adentro-, en Pontevedra tienen cerradas sus cinco zonas y en Vigo disponen de una abierta y cuatro inactivas.

Fuera de Rías Baixas aparecen abiertas once zonas, situadas en Ribadeo, Foz, Viveiro, Vicedo-Barqueiro, Cariño-Ortigueira, Ferrol, Baldaio y Corcubión. Están afectadas la de Cedeira y la de O Burgo-Coruña.

Una vez aclarado esto, hay que insistir de nuevo en que desde Intecmar se controla la presencia de biotoxinas, y cuando alcanzan niveles que pueden ser perjudiciales para la salud pública en caso de que se consuma producto contaminado, es cuando se paran las zonas marisqueras o bateas de mejillón.

De este modo se garantiza que el producto que sí puede extraerse y ser comercializado procede de bancos o viveros flotantes exentos de toxicidad, por eso se aconseja siempre que se adquiera producto que haya pasado por todos los cauces reglamentarios, ya que solo de este modo se garantiza que ha superado los controles ejercidos.

Devuelto al mar

Por otra parte, indicar que como ocurre siempre en estos casos, cuando el mejillón, la almeja o el berberecho se recogen antes de que cierren las zonas productoras, si el cierre llega después es necesario devolver el molusco o los bivalvos a las bateas o al mar.

Volvió a ocurrir ayer, generando protestas entre las mariscadoras pontevedresas y algunos bateeiros. No obstante, es inevitable, pues no hacerlo así supondría colocar en el mercado producto tóxico.