De no lograrse mejoras que permitan un aprovechamiento mayoritario de las posibilidades de pesca que contempla el acuerdo de la Unión Europea con Mauritania, las instituciones comunitarias deberían rechazarlo o "tumbarlo porque es una inmoralidad que la UE pague 70 millones de euros, más los 40 eel canon de los armadores, para que ahora haya solo doce barcos pescando". Es lo que aseguraba Xavier Aboi, responsable de CIG-Mar y portavoz de los tripulantes de la veintena de cefalopoderos gallegos expulsados del caladero africano al no incluir el pacto posibilidades de pesca de pulpo.

Aboi precisó que, "una vez que ya abandonaron el caladero los atuneros, en la actualidad solo quedan en él dos merluceros de Marín, cuatro palangreros de Ribeira que capturan palometa y seis pelágicos europeos, de Lituania, Letonia, Polonia y Holanda". El alto coste del acuerdo es la consigna que repite la flota cefalopodera gallega y la que ya asumen los representantes políticos españoles y gallegos, partidarios de intentar el rechazo del Parlamento Europeo al pacto el próximo mes de octubre o, en caso, contratio, su denuncia por infrautilización.

El sector duda también que la reunión de la comisión mixta UE-Mauritania que se inició ayer logre la vuelta de la flota del pulpo -el asunto ni figura en el orden del día más que en el apartado de colaboración científica-, más allá de la participación de algún barco en la previsible campaña experimental para valorar la situación del recurso.

"Es poco, pero como no tenemos nada, ese poco hasta puede ser algo", resumía Francisco Freire, presidente de la Asociación Na cional de Cefalopoderos (Anacef).

Otros sectores, mientras, tanto, como los merluceros (dos de Marín) o los palangreros de Ribeira esperan lograr en la reunión mejoras en el acuerdo, lo mismo que otros segmentos, que ahora desaprovechan las posibilidades de pesca del acuerdo por su escasa rentabilidad.

Y, precisamente, la utilización de acuerdo es una de las cuestiones que ayer analizaban las delegaciones del país africano y Bruselas en la capital mauritana, Nuakchot, a donde se desplazaron los máximos resposanbles pesqueros del ministerio de Agricultura español.