-Bruselas se ha propuesto acabar con los descartes. Si ello se consiguiera ¿habrá resultado inútil este proyecto?

-Para nada, porque siempre va a haber un cierto volumen de descartes. Y de hecho el Consejo Ministros de la UE estableció unas reglas de mínimis, con porcentajes de descartes del 9% en 2014, del 8 en años sucesivos...Y esos porcentajes son aún muchas toneladas de biomasa, que siempre va a haber y hay que hacer algo con ella. Por un lado, minimizar lo máximo pero siempre habrá algo que procesar en tierra.

-¿Cómo interpreta las quejas del sector a la propuesta de la CE sobre los descartes?

-Entendemos las quejas del sector porque están poniendo en riesgo su medio de vida y es que realmente no es lo mismo llenar la bodega con merluza que con especies con menos mercado o valor. Pero en este asunto tienen que involucrarse todos los actores: científicos, administraciones y sector. Habrá que adaptarse, buscar incentivos y ayudas a la flota, que van a ser fundamentales por que si no van a ahogar al sector. Hay que pensar que los recursos marinos no son inagotables y tiene que haber un compromiso entre las necesidades de cada uno y la sostenibilidad, llegar a un punto en el que todos cedan un poco para lograr el objetivo de la sostenibilidad.

-El sector asocia descartes a cuotas...

-Parte de ellos es por el sistema de cuotas pero también hay prácticas que no deben hacerse. Son cuotas no están basadas en datos reales, actuales. Una de las ventajas de Faros es que permitiría conocer en tiempo real cómo se gestiona una pesquería y evaluar de forma más fidedigna y real la repartición de esas cuotas, que sí que creemos que son demasiado restrictivas en su caso.