Soy amigo de Abel Caballero desde hace más de 20 años. Nos conocimos por un amigo común, Pedro Mariño, que conocía a Abel de la infancia y era amigo y compañero mío desde los 17 años en que empezamos la carrera de Medicina.

Teníamos treinta y tantos años y aquellos tiempos fueron de largas conversaciones que se prolongaban hasta el amanecer, especialmente sobre literatura. Devorábamos libros que después intercambiábamos afanosamente. Cualquier tema era motivo de debate, y al igual que los de nuestra generación estábamos participando y percibiendo desde una situación de privilegio todos los cambios sociales que iban sucediéndose. Paralelamente pasábamos interminables jornadas jugando al tenis, con más entusiasmo que acierto.

Pese a nuestra juventud, AC ya tenía una larga trayectoria. Había hecho la carrera de Marino Mercante y llegó a ser Oficial. Muy pronto se dio cuenta de que aquello nada tenía que ver con su fantasía de vivir y conocer mundos nuevos, por lo que empezó a estudiar Económicas. Con su título de Oficial de Marina navegaba los veranos para pagarse los estudios de Económicas. Hizo la carrera con toda brillantez y se fue a Oxford, donde vivió cuatro años y realizó su tesis doctoral.

Tuvo desde entonces claro que le gustaba la enseñanza y siguió su trayectoria universitaria obteniendo la Cátedra de Teoría Económica de la Universidad de Sevilla con apenas 31 años. Su objetivo era volver a Galicia, y tras un breve paso por la Universidad de Santiago, trasladó su cátedra a Vigo, siendo el primer catedrático que tomó posesión en nuestra Universidad.

Vinieron tiempos de responsabilidades políticas y con sólo 37 años asume la dirección del Ministerio de Transportes en el Gobierno de Felipe González.

Desde entonces, su trayectoria pública es bien conocida por todos, pero ¿cómo es en realidad AC?

Lo primero que se me ocurre destacar es que se trata de una persona con unas características poco habituales. Tiene una cabeza extraordinariamente bien amueblada y un fondo cultural importante. A veces he oído decir que puede parecer algo distante y poco cálido. Nada más alejado de la realidad; ciertamente AC es un tímido y la percepción de distancia es frecuente en los tímidos. En la distancia corta es una persona cálida y cariñosa.

"Austeridad extrema"

Otra peculiaridad es que se trata de una persona sin ningún apego a lo material y de una austeridad extrema. Aún recuerdo las discusiones que teníamos para que cambiase un viejo Ford de 21 años con tecnología obsoleta. Él estaba convencido de que tenía poco menos que un Ferrari. Costó convencerlo pero terminó comprándose un Citroën, eso si... de segunda mano.

Pero lo que define mas nítidamente a AC es su vocación política. Para los que carecemos de ella nos es difícil a veces de entender el que un brillante economista, catedrático de Universidad que fue presionado en muchas ocasiones para ocupar puestos relevantes en el ámbito de la Economía (por cierto, la última vez, siendo ya Presidente del Puerto y un mes antes de convertirse en candidato a la Alcaldía fue requerido para Bruselas para un cargo del máximo rango), renunció a todo para centrarse en lo que es su pasión: la vida pública y la lucha por la Alcaldía de Vigo.

Con todo este bagaje y teniendo en cuenta que siempre hizo una vida muy sana (come poco, no fuma, no bebe, camina mucho, etcétera) es fácil de entender el por qué está siempre "fresco y en forma", como recién levantado de la cama, lo cual es fundamental pensando sobre todo en lo que se le avecina".

Moncho Villamarín,

Mayo de 2007