La náutica de recreo ha experimentado un auténtico boom en los últimos años. Cada vez se venden más embarcaciones y las academias viguesas forman al año a cientos de patrones. Sin embargo, el uso que luego hacen de sus propios buques es muy escaso. Hasta el punto de que de los más de 700 barcos amarrados en los principales puertos deportivos de Vigo, Real Club Náutico y Marítimo de Bouzas, el 10% nunca sale a navegar y el 30%, dos o tres veces al año y sólo en verano.

Son porcentajes aportados por los responsables de esos recintos, quienes coinciden en que para las fantásticas condiciones de la Ría de Vigo para la navegación deportiva su práctica es "minoritaria". En los pantalanes del Náutico hay unos 500 barcos, y basta recorrerlo a diario durante los meses de verano para concluir que "prácticamente, siempre salen a navegar los mismos", asegura el director deportivo del Club, Brais Touceda.

Hay varias razones que podrían explicar por qué barcos que cuestan hasta 100.000 euros permanecen todo el año atracados. "Muchas veces nos enteramos de que su propietario falleció, y sus familiares no saben navegar, o que enfermó, y ya no puede hacerlo. También se dan muchos casos de matrimonios que se divorciaron y el barco quedó en el olvido. También los hay que tienen un barco como propiedad simplemente", explica el directivo del Náutico.

El puerto del Liceo Marítimo de Bouzas acoge a más de 200 embarcaciones. Son menos que los del Náutico, "pero se mueven más, tanto en verano como en invierno", asegura su presidente, Xoán Ramón Carballo. Éste apunta otros motivos que llevan a los propietarios a mantener un barco que no utiliza. "Hay gente que se encapricha, por moda, con un velero, por ejemplo, y luego se da cuenta que no le gusta a él o a su familia. También hay casos de personas muy aficionadas que un día tuvieron una mala experiencia en el mar, y se asustaron tanto que no vuelven a salir".

Caen en el descuido

Empresas de limpieza y mecánica naval conocen bien esa casuística de la que hablan los responsables de los puertos deportivos. "Nos han llamado propietarios alarmados porque el motor del barco no encendía, y lo único que le pasaba era que de no usarlo, el casco estaba lleno de mejillones y taponaban las tomas de fondo que aspiran el agua para la máquina. Hasta hemos tenido casos de veleros que no arrancaban porque la hélice estaba llena de aparejos o algas, y eso en el mismo Náutico", recuerdan desde una conocida firma dedicada a la reparación de barcos.

Hay "armadores" más cuidadosos con sus buques de recreo, y aunque salen a navegar como mucho tres veces al año, no suelen caer en el descuido de sus propiedades. "La mayoría están pendientes de vararlo para darle patente o ponerlo a punto", añade Touceda.

No salen a la mar pero pagan "puntualmente" la plaza

Que no utilicen el barco, no significa que los propietarios eludan sus obligaciones. Tanto en el Náutico de Vigo como en el Liceo Marítimo de Bouzas, los dueños de las embarcaciones que apenas salen a navegar pagan "y puntualmente" la plaza.

Es otro aspecto del perfil de ese patrón que llama la atención. "Estamos hablando de plazas que superan los 500 euros al mes. Y nunca hemos tenido problemas de impago", afirman desde el Náutico.

El Puerto Olímpico de Barcelona ha decidido desalojar los barcos en esa situación. Pero es que los responsables del recinto catalán han descubierto que los buques que permanecen todo el año amarrados han sido convertidos en auténticos apartamentos a pie de mar. Por lo que pagan de plaza sus propietarios, no podrían alquilar una vivienda mejor ubicada y con vistas al mar. En Vigo sólo hay dos barcos que se utilizan como vivienda, una cifra insignificante como para tomar medidas en la dirección de Barcelona.

De cualquier forma, los principales puertos deportivos de Vigo insisten en la "elevada" demanda de pantalanes. En la actualidad, en la ría hay 3.000 amarres en aguas de jurisdicción de la Autoridad Portuaria, que prevé la creación de 2.000 plazas más en los próximos meses.