Pilar Doval González tiene diez buenas razones para celebrar el Día de la madre: Marta, Ana, Alejandra, José María, Pablo, Javier, Fernando, Carmen, Juan y Laura.

Ourensana de nacimiento y viguesa de adopción, Pilar Doval es licenciada en Ingeniería Técnica y profesora en el colegio Las Acacias. Tiene 41 años, de los cuales ha vivido siete y medio en estado de buena esperanza: diez embarazos, cinco niñas y otros tantos niños, un reparto paritario acorde con los tiempos.

El caso del matrimonio de Pilar Doval y Paulino Pérez -dos años mayor que ella- resulta extraordinario en una Comunidad, Galicia, cuya tasa de natalidad es una de las más bajas del mundo, y en una sociedad en la que cada vez se extienden más los hogares unipersonales.

Historia familiar

La densa historia familiar comenzó en 1988, cuando Doval y Pérez se casaron en Vigo. Por entonces, recuerda, la mujer, entre ellos hablaban "de las cosas que comenta cualquier pareja", pero ni en sus sueños aparecía un linaje de tal extensión.

"Supongo que a todas las parejas que se casan les gustan los niños, pero jamás pensamos que íbamos a tener tantos", reconoce Pilar Doval.

Un año después del matrimonio nació la primogénita, Marta, a la que siguió en 1990 Ana.

"Con dos hijas uno ya piensa que es suficiente. Recuerdo que le decía mi marido que no podía salir a la calle porque tenía miedo a no poder llevar a las dos y que se me escapase alguna. No me sentía capaz. Y siempre que hemos ido teniendo otro hijo pensé que ya eran suficientes, pero también me fui sintiendo cada vez más capacitada para cuidarlos", comenta.

Así, en 1992 nació Alejandra y un años después, el primer varón, José María.

Tras dos años, nació primero Pablo y ya en 1996, Javier. En 1998 quien llegó a la familia fue Fernando.

Entonces, la familia se tomó un respiro y no fue hasta 2002 que nació Carmen, una niña que abrió el intervalo maternal más intenso, pues en 2003 nació Juan y en 2004 Laura cerró el linaje.

Pilar Doval se reconoce como una persona a la que le gustan los niños y que considera "apasionante" y "muy bonito" criarlos, aunque también asume ciertas dificultades cuando se trata de cuidar a una decena de hijos.

"Cada uno ha nacido en momentos familiares distintos, unos más difíciles que otros, y para una madre que trabaja aparecen complicaciones y, sobre todo, cansancio. Sin embargo, siempre me ha ayudado la alegría que me transmiten los niños, que me invaden de optimismo", explica.

Por ello, en este día dedicado a las madres, Pilar Doval quiere rendir un sincero tributo a su prole: "Les agradezco que me hayan enseñado a divertirme". Y se explica: "Yo soy de ciencias, cuadriculada, calculadora, y mis hijos me han enseñado que hay que pasarlo bien y que, aunque en una familia numerosa tiene que haber orden y planificación, no hay que dar mayor importancia si en algún momento no se alcanza lo que se pretende".

De todas formas, en una familia tan numerosa como ésta hay que restringir ciertos bienes comestibles ansiados por todos. "Si traes por ejemplo cereales de chocolate, sabes que van a durar un suspiro, por lo que procuras traer de otro tipo para racionalizar mejor las cosas. Sólo tienes que aprender a seleccionar un poco", pone por ejemplo Pilar Doval.

Lo mismo pasa con el material escolar, aunque alivia el hecho de que "cada vez hay más ayudas para libros", dice Doval, quien prosigue: "El principio de curso es duro, pero la ropa se puede comprar en rebajas y siempre hay prendas que puedes aprovechar de unos hijos a otros o de unos primos..."

Para desahogar aún más la economía familiar, sus hijas mayores, Marta y Ana, ya se ganan unos euros fuera de casa ejerciendo, cómo no, de canguros. Eso sí, su madre es consciente de que la adolescencia de sus hijos le traerá más quebraderos de cabeza que todo lo vivido hasta ahora. Por eso, aunque "si llegase otro hijo sería bien recibido", Pilar prefiere dedicarse "plenamente" a la adolescencia de sus hijos.