La adjudicación a Caixanova-Sacyr del Auditorio-Palacio de Congresos de Beiramar, la próxima semana, pondrá en marcha la cuenta atrás para la ejecución de una dotación diseñada por César Portela (Pontevedra, 1937). El arquitecto pontevedrés, ganador del concurso público para la realización del anteproyecto, asegura que el edificio será un monumento a Vigo que marcará una época.

-Ha habido cambios y adaptaciones en su proyecto desde que echó a andar. ¿Han afectado a lo esencial?

-Yo readapté un anteproyecto que mantiene la idea inicial del concurso que gané en su día: un monumento a la ciudad de Vigo, y como gran monumento no sólo dará satisfacción a un programa de necesidades, que por supuesto están en la base del concurso y de la idea de construir este gran edificio, sino que también presta atención a aspectos de espacios públicos y aspectos sociales de la ciudad de Vigo. No sólo es un sitio donde habrá una gran sala de conciertos o una sala de conferencias, o salas de usos múltiples y de exposiciones, sino que también va a haber plazas, terrazas y espacios de disfrute público de la ciudad.

-¿Pierde actualidad un edificio de estas características con tanto retraso en su ejecución? ¿Hoy lo hubiese diseñado de otra manera?

-No. Con motivo del anteproyecto que elaboramos para el concurso, revisé a fondo el proyecto. Yo creo que sigue teniendo una vigencia rabiosa, porque todo lo que planteo son cosas esenciales, no que cambien con las modas. Son cosas permanentes: una plaza acogedora, un mirador sobre la ría, una terraza-balcón, un auditorio con capacidad para 1.600 personas... Todo eso son elementos que no cambian con el paso del tiempo.

-¿Se puede decir que será un híbrido entre un auditorio cultural y un centro comercial o un hotel?

-No, yo creo que será casi como un barrio, y va a tener una entidad muy potente, porque va atender toda la parte cultural y social, que a mí es la que más me interesa, y la que yo creo que va a enriquecer mucho las dotaciones de la ciudad de Vigo y los espacios públicos de esa zona, que era una zona industrial y que está iniciando un proceso de convertirse en ciudad. Va a ser una pieza esencial en la transformación de esa parte tan importante de la Beiramar. Y después, yo creo que también tiene una posición estratégica, porque está orientado a poniente, y desde ahí se ve esa puesta de sol tan maravillosa que, de alguna manera, es casi una parte esencial de la ciudad de Vigo, que es ver cómo se pone el sol por detrás de las Cíes.

-La mayoría de los edificios de estas características tienen algún elemento que les caracteriza. ¿Cuál será el que defina al Auditorio de Vigo?

-De este edificio quería dos cosas. Una, que tuviera ese aspecto confortable que debe tener un edificio de estas características, como un palacio de la ópera. Pero al tiempo, que fuese la expresión de esa potencia que tiene la ciudad de Vigo, con los astilleros y todo eso. De ahí los sistemas constructivos que utilizo, con una piel exterior y otra en el interior, complementarias, que dialogan y son contrapuestas. Hay unas sinergias que aportan la parte potente, la industrial, con ese revestimiento metálico, y toda la zona interior, de madera, propia de un palacio de congresos. Y después, otra característica fundamental es que desde fuera se va a ver ese gran vestíbulo a través del óculo de casi treinta por treinta metros, y desde dentro se verá la ría casi como si estuvieras metido en ella, con el telón de fondo de las Cíes y la puesta del sol. Va a ser un espectáculo.

-Decía que será un monumento a la ciudad de Vigo. ¿Cómo lo explicaría?

-Lo será por su significado, por su tamaño, por su configuración, por todo. Será un edificio que marque una época en Vigo; igual que el teatro García Barbón marcó otra época en la ciudad.

-¿Aspira a convertirlo en el edificio emblemático de la ciudad?

-Bueno, yo no soy quién para decirlo; eso lo tendrán que decir los vigueses, pero yo sí creo que va a ser un edificio muy importante para la ciudad de Vigo; importantísimo.

"Claro que dejaré huella en la ciudad; el problema es si es buena o mala"

-La entrada principal estará por detrás, por Jacinto Benavente. ¿No teme que se diga que el edificio le da la espalda a la ría?

-Tiene varias entradas. Es un edificio que, por su tamaño y su complejidad, necesita varias entradas. Pero mi idea fundamental es que, en esa zona, los vientos que vienen de la boca de la ría... Yo creo que la ría hay que descubrirla. No creo que sea así; tiene muchas entradas, pero a la entrada principal se accede por una plaza cubierta, con una escalinata que llega a un punto en el que ves el mar desde una posición elevada. Después vuelves a subir y entras en el vestíbulo. Pero cuando bajas por esa escalinata bajas de cara al mar. No entras por Jacinto Benavente, porque la entrada principal da la vuelta, quiebra, y esa escalinata que baja del óvulo se mete en la ría. Nadie podrá decir nunca jamás que le dé la espalda a la ría; eso te lo aseguro. Es más: no creo que haya en ninguna parte del mundo un edificio que enfile, que enfoque y que centre su atención en el mar como este edificio.

-El Auditorio podría estar concluido antes de que se urbanice Beiramar. ¿Cómo convivirá el edificio con las fábricas de la zona?

-Eso lo imponen el tiempo y los plazos, pero yo creo que muy bien. Solo o acompañado, este edificio está muy pensado para el lugar en que se va a implantar. No pienso tanto en los almacenes que hay al lado, sino en los valores importantes: que desde arriba se ve el Castro, que es una esencia de Vigo, y que desde cualquier parte se verá la ría, que es otro lugar esencial.

-Son muchos los proyectos públicos que ejecuta en Vigo. ¿Tiene la sensación de que puede dejar huella en la ciudad?

-Hombre, claro que dejo huella en Vigo. El problema es si la huella es buena o mala. Todos en nuestra vida dejamos huella, y yo me esfuerzo para que sea buena. No hay un solo edificio en Vigo que no deje huella, incluso los más anodinos. Desde luego, no soy yo quien lo tiene que decir, pero sí puedo decir que me estoy dedicando en cuerpo y alma a estos edificios.