Familias enteras de vigueses pasean estos días por los cementerios. Crisantemos, orquídeas y claveles adornan los rincones de unos recintos que el próximo martes, festividad de Todos los Santos, volverán a verse abarrotados. Pero en estos templos de la eternidad algo ha cambiado: de un tiempo a esta parte, el espacio ha dejado de ser un problema. En sólo diez años, los fallecidos han dejado de presionar a los vivos, debido al creciente uso de la incineración, un método que en Vigo comenzó a aplicarse en 1994, y desde entonces ha crecido año a año hasta significar la tercera parte de los servicios funerarios que se prestan en la ciudad.

De los 710 servicios realizados en la ciudad entre enero y septiembre de este año, 134 fueron incineraciones. En 2004 se realizaron 184 de un total de 947 servicios, mientras que en 2003 las cremaciones fueron 188 y el total de servicios, 1.026. Es decir: la inhumación tradicional sólo persiste en un 80% de los casos, según datos municipales. Los de los dos tanatorios de la ciudad, de Emorvisa y Vigomemorial, mientras, elevan el uso de la incineración a una tercera parte de los servicios.

Nichos y ceniceros

"La demanda ahora no es de nichos, sino de ceniceros", resume el concejal responsable de los cementerios municipales, Ignacio López-Chaves. Todo un alivio para un Ayuntamiento que hace sólo una década buscaba desesperadamente la fórmula para ampliar la capacidad de los ocho cementerios municipales. Ahora se centra en los ceniceros columbarios: en los presupuestos de 2005, una partida de 70.000 euros permitirá la creación de 228, que se verán incrementados el año próximo con una nueva cantidad para que atender la previsible progresión de la incineración.

De esta manera, la superficie de los cementerios municipales -Pereiró, Lavadores, Teis, Beade, Bembrive, Cabral, Candeán y Zamáns- comienza a resultar "razonablemente suficiente", según López-Chaves. "Hay que tener en cuenta que en Vigo también existen cementerios vecinales y de mancomunidades, por lo que los tiempos en que el espacio escaseaba parecen definitivamente superados".

Los ocho camposantos municipales suman una superficie de 103.180 metros cuadrados, casi la mitad de ellos (48.450) concentrados en el de Pereiró, el mayor de la ciudad. Dispone de 1.770 nichos propiedad del Ayuntamiento, otros 5.415 de particulares en propiedad más 2.835 de particulares en concesión. Los ceniceros municipales en Pereiró son 72, a los que hay que sumar otros 948 de particulares en propiedad y 1.082 en concesión. Cuenta con 36 criptas del Ayuntamiento y 73 de particulares; dos panteones municipales y 110 particulares; y 1.948 sepulturas de propiedad municipal y otras 71 particulares. En el otro extremo se encuentra el cementerio de Zamáns, de 1.014 metros cuadrados, que dispone de 427 nichos y un panteón particular.