En el cacereño valle del Ellas pervive aún como lengua habitual de su población, el gallego llevado en los siglos XI y XII por colonos enviados por los reyes gallegos Alfonso VIII y Fernando II. Se supone que salieron de Portos, en lo que hoy es Zamora, de A Veiga (Ourense) y Vilar de Santos y de una zona de León, coincidentes con las vicarías que entonces tenía la Orden de Santiago, que fue la que repobló esa zona.

Bastantes apellidos gallegos (Fandiño, Laxas, Méndez, Fontes o Castelo) y bastantes arcaísmos como, por ejemplo, migreira (granado) que aparece en las Cantigas medievales gallego-portuguesas y que hoy no existe ni en gallego ni en portugués se conservan en esa zona deprimida, cuenta Costas.

El nivel de uso del gallego en el valle del Ellas es del 95% de la población, según el investigador.

Los hablantes de tan singular idioma son 8.000 personas, la suma de los 5.000 habitantes actuales de los tres municipios del valle y los 3.000 emigrados a Zumárraga, en el País Vasco.