El Juzgado de lo Mercantil número 3 con sede en Vigo ha calificado de fortuito el concurso de acreedores de la empresa Pazo de Congresos S.A., la sociedad concesionaria del Auditorio Mar de Vigo. Tras aprobarse el plan de liquidación a principios del mes de marzo, el juzgado habilitó un plazo de diez días para que el Ministerio Fiscal, acreedores y administrador concursal considerasen si se trataba de un concurso fortuito -el empresario salvará su responsabilidad y patrimonio personal- o culpable, si los gestores de la empresa tuvieron alguna responsabilidad directa en las causas que llevaron a la adjudicataria a la insolvencia. La huelga judicial retrasó este auto casi tres meses, pero ahora ya es firme y contra él no cabe recurso alguno.
Los responsables de la empresa no tendrán que responder a posibles indemnizaciones ni tampoco inhabilitaciones para desempeñar el cargo de gestor en otra entidad. Tanto al Fiscalía como el administrador concursal solicitaron la declaración del concurso como fortuito, mientras que solo una parte pidió que éste fuese declarado culpable.
Según el plan de liquidación -que busca llegar a un acuerdo con el gobierno local para liquidar el contrato de concesión, valorado en más de 74 millones de euros-, tras la emisión de este informe de calificación, la administración concursal ya podrá solicitar la devolución de un aval por valor de 5.600.000 euros que la entidad entregó al ente local por el que se garantizaba las obligaciones del contrato de concesión.
El pasado 27 de marzo, el auditorio volvió a manos municipales. El efecto inmediato de este traspaso es que la Junta de Gobierno Local ordenó el cese del pago del alquiler por los locales que ocupa la UNED y su sala de lectura en el edificio.
Alfageme y otros "culpables"
La calificación de "fortuito" es aplicada en la gran mayoría de los concursos en esta sala mercantil. De media, solo uno de cada diez procedimientos concursales son declarados culpables. Algunos ejemplos de ello son los concursos de las empresas Alfageme, Puime Y Paz, Vigolar, Grafinsa o El Secreto del Mar, mientras los procedimientos que afectaron a Maderas Iglesias, Linorsa, Zapaterías Avelino o Promalar fueron declarados "fortuitos".
Aunque la calificación de culpable implica que el gestor de la entidad tuvo alguna responsabilidad directa en las causas que derivaron en la quiebra, cada vez son más los concursos que se certifican culpables porque los responsables de la empresa no solicitaron el concurso a tiempo o un preconcurso, y también al destaparse irregularidades en las cuentas de la entidad.
