A pesar de su monumentalidad, pasa desapercibido en la plaza de Santa Rita. Un imponente pórtico de granito que da la bienvenida... a ninguna parte. Tras él, un reducido espacio verde pasto del abandono. Pocas conclusiones nos permite sacar un examen "in situ" de la pieza; se advierte una inscripción, apenas descifrable. Su porte señorial nos hace pensar que quizá fuese la entrada de algún edificio histórico desaparecido. ¿De dónde ha salido esta puerta a la nada?

Las referencias a este peculiar elemento son escasísimas. Su rastro parece haberse perdido en la memoria de los vigueses, igual que el inmueble al que daba acceso. Pero se trata de un bien cultural catalogado en el anulado PXOM de 2008. En su inventario se le dedicaba una escueta ficha en la que se refería como "Puerta monumental de la Plaza de Santa Rita" y se revelaba su enigmático origen: "Levantada en el año 1780, procedía de la casa Montes Piñeiro, situada justo al lado de la desaparecida capilla de San Honorato".

Tal descripción suscita dos nuevos interrogantes: ¿A qué familia alude? ¿Y a qué capilla? El portal de Santa Rita nos invita a entrar en ese Vigo que ya solo existe en las crónicas del pasado.

¿Cómo ha llegado este pórtico ahí?

En los años 50 y 60 del pasado siglo, el barrio de Couto vivió tres hechos que cambiaron definitivamente su fisionomía: la inauguración de la Residencia Almirante Vierna (antiguo Hospital Xeral), el derribo de la pequeña capilla de Santa Rita -que cedió su lugar a la iglesia de San José Obrero- y la ampliación de la calle Puerto Rico. La residencia de los Montes Piñeiro se hallaba frente al nuevo lugar de culto, así que las obras supusieron el traslado del señorial pórtico al lugar que ocupa en la actualidad. Una fotografía de la época sitúa el elemento al fondo de la plaza, sobre su acera izquierda, donde hoy se levantan modernos edificios.

El portón de la casa Montes Piñeiro, al fondo a la izquierda. // FdV

El Catálogo de Bens Culturais inscribía la puerta en el estilo neobarroco y subrayaba sus sorprendentes detalles: "Sobre la placa epigrafiada que conmemora el acontecimiento (...) se levantan dos hojas de palma labradas en altorrelieve y, sobre ellas, el busto de un personaje masculino. Los bustos que se disponen en los laterales, dedicados a otros dos personajes masculinos, alternan con pináculos de forma cónica (...). Entre las pilastras laterales se disponen dos grupos de máscaras situadas a media altura".

¿Quién era la familia Montes Piñeiro?

La única referencia a esta notable casa de la sociedad viguesa la firma José Espinosa Rodríguez, cronista oficial de la ciudad. Así describe el inmueble en su obra "Tierra de Fragoso": "En el camino que baja desde El Couto hacia Sárdoma hay un portal blasonado mostrando las armas heráldicas de los Montes. Detrás de él se halla la casa que fue morada y cuna de unos hidalgos de este apellido. Es una vivienda aldeana de cierto carácter señorial, con escalera de piedra al exterior, muy común en Galicia, sin ningún pormenor artístico, y construída problablemente al comienzo del siglo XVIII".

Espinosa da unas pinceladas de la genealogía de la familia: de la unión de Miguel Montes Castro y Antonia Piñeiro nacieron dos hijos, Miguel y Antonio. El patriarca de los Montes Piñeiro ostentó el cargo de alcalde de Vigo y bajo su mandato ordenó edificar la capilla de San Honorato. Aunque su titularidad era privada, el templo pasó a albergar -con el paso de los años- una de las romerías más concurridas de la ciudad. Los vecinos de Couto celebran cada 22 de mayo la festividad de su patrona, Santa Rita.

La desaparecida capilla de Santa Rita

El cronista oficial de Vigo apunta que la ermita fue construida por la "piedad de la hidalga" notable familia: "Miguel Montes Castro ordenó edificar la capilla en 1720 y su hijo el canónigo Montes Piñeiro, la restauró en 1776". Realiza, además, una breve descripción: "El templo, arquitectónicamente considerado, nada tiene de particular. Sobre la puerta principal ostenta una imagen de la Purísima, en adecuada hornacina, y más arriba, el blasón de la familia donante, rematado el frontispicio en una sencilla espadaña coronada con una cruz, en la que se halla una minúscula campanita".

La capilla de Santa Rita. // Imagen extraída de "Vigo, la ciudad que se perdió"

La capilla fue derribada en agosto de 1962 para levantar la actual iglesia de San José Obrero. El arquitecto Jaime Garrido lamenta la pérdida del santuario, que contaba en su entorno con un olivo, una escalinata y un cruceiro, dando lugar a un bello conjunto en pleno casco urbano.

En "Vigo, la ciudad que se perdió" se muestra rotundo al criticar la sustitución de la ermita barroca por el templo actual: "Su pérdida, acaecida en una época de total insensibilización por los valores arquitectónicos y de desprecio por todo lo que fuera antiguo, fue realmente lamentable y además, porque para colmo de males en su lugar se construyó una inacabada iglesia de grande maciza fachada elíptica, horadada por estrellitas a modo de ventanucos para entrada de luz".

Así, la "Puerta monumental de Santa Rita" se conserva como un tímido vestigio de cómo era la plaza de Couto en los años 50 del pasado siglo. Sus sillares de granito resisten el paso del tiempo, pero no detienen el olvido. Su descontextualización la ha convertido en un elemento extraño, desconocido para gran parte de sus vecinos, que cada día ignoran sus más de 230 años de historia.