No pueden ofrecer a todos los recién nacidos los beneficios de ese contacto "piel con piel" con su madre tras el parto, con el que inician su vínculo y se mejora la inmunidad el bebé gracias a la transmisión de las bacterias de la madre. No siempre pueden ayudarles al primer agarre al pecho, un apoyo fundamental para facilitar la lactancia materna. Tampoco pueden vigilar a todas las mujeres, con todos los controles recomendados, en esas dos horas posteriores al alumbramiento, en las que son más vulnerables. Estos son solo algunos ejemplos de los cuidados que las matronas del Álvaro Cunqueiro quieren ofrecer en el servicio de partos y denuncian que no pueden por el déficit de plantilla. Advierten de que esta "acuciante escasez de personal", en el que también incluyen a las auxiliares, afecta a la calidad de la atención.

El servicio cuenta con doce Unidades de Trabajo, Parto y Recuperación (UTPR), que son atendidas por cuatro matronas por turno, más una quinta de refuerzo por las tardes, cinco días a la semana. Pero denuncian que este se diluye a menudo, ya que lo utilizan para cubrir permisos. Así les da una ratio de una matrona para cada tres UTPR, cuando la OMS recomienda un "uno para uno" y nunca superar los dos partos por profesional, para garantizar que sea natural y de calidad. En el caso de los de riesgo -prematuros, gemelares...- o feticidios -abortos a partir de la semana 22- deberían centrarse en uno.

Al Sergas le salen las cuentas diferentes: una profesional por cada dos unidades. Y es que contabilizan a la que está en urgencias, a la que tiene programadas consultas en el hospital de día y la que está en la sala preparto. El colectivo defiende que no es posible el apoyo de las dos primeras y, si reciben el de la tercera, solo se sobrecarga más la zona de partos al no contar con el alivio que les proporciona la atención preparto.

La Dirección reconoce que no pueden atender más de dos nacimientos por profesional. Así, cada vez que los superan piden refuerzo. Y defienden que no es algo puntual. Del 28 de febrero al 15 de mayo, se solicitaron 16. Es decir, el personal resultó insuficiente más de una vez cada cinco días. El Sergas lo reconoció y lo concedió algo más de una vez a la semana. Como, además, no les admiten pedir el refuerzo en previsión de que haya sobrecarga, sino solo cuando ya la hay, el tiempo que tardan en encontrar a alguien y en que esta persona llegue al hospital es un problema. Y a veces, ni llega. No lograron que nadie respondiera a una de cada cuatro de esas llamadas urgentes efectuadas en abril y mayo.

"Salimos agotadas físicamente, pero sobre todo psicológicamente porque sabemos que no podemos ofrecer calidad", lamentan. Han decidido registrar todas las incidencias. Es una lista interminable. Denuncian que hay momentos en los que no pueden controlar los monitores o que asisten partos solas, sin el apoyo ni siquiera de una auxiliar. "No pasa nada, porque tenemos un ángel", sostienen.

El déficit de matronas les impide ofrecer cuidados recogidos en el protocolo del Sergas. Les ha llevado a retrasar la colocación de la epidural hasta el punto de que ya no es posible; a reducir la frecuencia aconsejada de las exploraciones; a no permitir que las parturientas se muevan por no poder estar con ellas para recolocarles la monitorización; a enviar a las mujeres a planta transcurridas menos de dos horas del parto, cuando son más vulnerables por riesgo de hemorragia... Tampoco pueden ofrecer el contacto "piel con piel" tras las cesáreas, durante el tiempo que pasa en quirófano, porque desatenderían a las otras mujeres a su cargo, ni en reanimación, al no haber una específica para casos obstétricos.

Nacimientos más complejos

Defienden que, aunque el repunto de natalidad es pequeño, sí ha cambiado mucho el tipo de partos, aumentando su carga. Las madres tienen más edad, hay más patología, más gemelares y más alumbramientos inducidos. Estos últimos son ya casi la mitad -más de un 45%-, lo que supone "mucho más trabajo". Los partos de riesgo requieren dedicación exclusiva de la matrona, por lo que sus compañeras deben hacerse cargo del resto de mujeres que tiene asignadas. Además de los nacimientos, y sin que se recojan en las estadísticas para calcular los ratios de plantilla, también les remiten a todas las embarazadas que necesitan supervisión por amenaza de parto prematuro o por problemas de tensión. Podrían estar en planta, pero en hospitalización tampoco hay personal capacitado ni suficiente. Proponen que las enfermeras de planta sean matronas, porque podrían encargarse de parte de este trabajo.