El gobierno local sigue adelante con su proyecto para reformar la Gran Vía. No replanteará el diseño de las rampas mecánicas cubiertas y ha decidido sortear el informe desfavorable de la Dirección Xeral de Patrimonio a la transformación completa del bulevar entre Urzáiz y Plaza de España troceando la actuación en dos fases e impulsando de forma inmediata una nueva licitación para iniciar este año la ejecución del tramo central de la calle, entre María Berdiales y Venezuela. Se deja la zona baja de Los Rederos y la parte alta más próxima a la escultura de Los Caballos para cuando se resuelva el expediente autonómico. "Lo siento mucho, pero Núñez Feijóo no va a paralizar las grandes obras de la ciudad. Arrancamos de forma inmediata con una primera parte de la humanización y haremos el resto cuando le ganemos jurídicamente a la Xunta", reiteró ayer el alcalde, Abel Caballero, dando a entender que recurrirán el dictamen desfavorable de Patrimonio.

De esta forma, el Concello redactará un nuevo proyecto que afecte en exclusiva a un tramo de 250 metros de la avenida por un importe algo inferior a la mitad del proyecto original, que había salido a licitación por 8,9 millones de euros. De esta forma, la zona de intervención se aleja de los edificios 2, 4, 44 y 3, incluidos en el Catálogo del Plan Especial de Edificios a Conservar, y de los inmuebles 43, 37, 33 y 35 que se incorporaron con algún grado de protección al catálogo anexo al PXOM de 2008 ahora anulado.

Se establece alrededor de los primeros un perímetro de protección de 20 metros del que quedarían fuera las obras planteadas ahora desde María Berdiales hasta la altura de El Corte Inglés, que no tendrían que volver a pasar por el examen de Patrimonio. De forma temporal esta solución permitirá que la escultura de Los Rederos de Ramón Conde continúe en su emplazamiento.

Esta decisión de ejecutar el tramo central, que comprende tres de las seis fases en que está planteada la reforma y dejar las otras tres para cuando se resuelva por vía administrativa o judicial el expediente con la Xunta, se tomó para evitar poner en peligro los 15 millones de euros de fondos europeos EDUSI para desarrollo sostenible que le fueron concedidos a Vigo hace ahora un año y que se repartirán entre diferentes proyectos del "Vigo Vertical". Abel Caballero aclaró ayer que de ninguna manera dejará "que se pierdan esos recursos", por lo que se decidió garantizar la ejecución de alrededor de la mitad del presupuesto de Gran Vía y queda el resto pendiente para el próximo año. Habría tiempo suficiente para definir bien la actuación porque se pueden extender proyectos hasta la anualidad de 2023.

El alcalde insistió en que "el diseño del proyecto no se toca", por lo que la filosofía será la misma. Tramos de rampas mecánicas y paseo peatonal con una cubierta acristalada de colores y en el interior un jardín vertical con temática marinera, pantallas led y música ambiental. La calle tiene zonas con pendiente de entre el 7 y el 9% y el regidor volvió a insistir ayer en que los primeros beneficiados son los vecinos mayores del entorno. También denunció que el informe de Patrimonio "es político" porque en la parte correspondiente a los técnicos "no menciona ninguna incompatibilidad de las rampas con el entorno". "Fue una imposición política del PP contra esta ciudad", reiteró el socialista en lo que atribuye a un intento por "paralizar" proyectos municipales.

El PP y la movilidad

La portavoz del PP salió ayer a reiterar su respaldo a la mejora de la movilidad en Gran Vía, pidiendo eso sí que "se replantee el proyecto de las rampas desde el respeto a la ley y al patrimonio histórico de Vigo". Elena Muñoz lamentó que el gobierno vigués cuestione los informes de técnicos independientes de la Xunta e instó al regidor a aplicar el "sentido común" y solicitar todas las autorizaciones necesarias cuando se emprende una obra pública como esta.